miércoles, 10 de agosto de 2022

No puedes impedir el que la vida tenga cosas buenas y malas, lo que si puedes es decidir cada día con que te quedas


 La vida está hecha de buenos y malos momentos, si de uno dependiera seguro estoy que siempre optaríamos por los buenos momentos pero sin los malos ¿cómo podríamos valorar los primeros y crecer como personas?

 

Vamos a suponer que vas a preparar una comida, la que gustes. Pones los ingredientes y comienzas su preparación, una cosa que seguro va a suceder es que de esos ingredientes habrá algo que desecharas: cáscaras o raíces en el caso de frutas y verduras, grasa o dentros en el caso de animales, etc. Si todo lo usaras no solo el resultados sería muy diferente sino incluso tal vez incomible.

 

Lo mismo pasa en la vida, solo que en vez de una comida día con día trabajas en lo que es tu proyecto personal, pero de la misma forma ese proyecto recibe ingredientes, si los llamamos de alguna forma, que pueden ser buenos o malos.

 

Vivencias, experiencias, situaciones que lo mismo nos pueden se agradables que desagradables, a esto me refiero cuando hablo de ingredientes buenos y malos. Ahora bien, si en el primer ejemplo de la comida somos capaces de desechar aquellas cosas de los ingredientes que no nos sirven para nuestro propósito, ¿por qué no aplicamos lo mismo para lo que vamos experimentando como parte de nuestra existencia?

 

No creo que puedas imaginarte que, por ejemplo, si vas a hacer un caldo de pescado éste salga comible si echas el pescado entero con todo y dentros al agua donde se va a hervir. De igual forma no creo supongas que si te quedas con todo lo que experimentas, bueno o malo, sobretodo esto último, el resultado vaya a ser el mismo que si te quedaras, usaras y valoraras lo bueno que te sucede.

 

Pero entonces, ¿qué hacer con las malas experiencias que nos acontecen? Antes que nada déjame decirte que no hay que pensar en función de experiencias buenas o malas, sino de solo experiencias. Ahora bien eso no quita que algunas no son sean tan agradables como otras, pero incluso éstas últimas algo pueden dejarnos que nos sirva para nuestro proyecto de vida.

 

¿Has oído de la composta? Es un abono natural que uno mismo puede crear para nuestras plantas donde se combinan tierra, hojas y ramas secas y los desperdicios de comida que salen de forma cotidiana de nuestras casas. Igual podemos hacer con las experiencias malas que a nuestra vida llegan. No se trata de ocultar nuestra cara a ellas y hacer de cuenta que no existieran sino, al igual que el proceso para preparar composta, permitir que estas experiencias se conviertan el algo que podamos usar de otra manera.

 

¿Y cómo se logra esto? Como te comenté, lo primero es quitarle esa etiqueta de algo mal y lo segundo es preguntarnos ¿qué puedo aprender de esto? El simple hecho de hacer esta pregunta nos pone frente a la situación experimentada con otra actitud, una actitud que nos permite sacar algo de provecho de ella. De esta forma la misma situación nos deja libres, o nosotros la dejamos ir a ella, como quieras verlo, pero nos quedamos con algo que podamos utilizar en nuestro proyecto de vida.

 

Esto no es tan sencillo como parece sino que implica mucho esfuerzo y disciplina pero ese esfuerzo y esa disciplina reditúan más que el simplemente quedarnos con las cosas malas que experimentamos y estar rumiando nuestra amargura por ello, después de todo no puedes impedir el que la vida tenga cosas buenas y malas, lo que si puedes es decidir cada día con que te quedas.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/hs0WXrCnG94

 

 

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