Un
hecho de la vida es que los sueños requieren de esfuerzo para ser alcanzados, mientras
mayor sea el alcance de estos sueños mayor deberá ser el esfuerzo que tengamos que
imprimir en su consecución, pero la dificultad de alcanzar ese sueño no es la
que definirá su conquista sino tu decisión y voluntad para ello.
Una
vez escuché una reflexión interesante. Partiendo del hecho de que durante mucho
tiempo los científicos no podían explicarse cómo es que podía volar la abeja,
ya que su cuerpo era demasiado grande para las alas que posee, me gustó lo que
alguien dijo: lo que pasa es que a la abeja nadie le ha dicho que no puede.
Aún
y cuando ese hecho pueda ya ser explicado la reflexión procedente del mismo no
deja de ser verdad: mucho de lo que logramos así como de lo que no logramos debe
su resultado a la creencia que en ello tengamos.
No
quiero reducir todo como algunos simplistamente pretenden señalando que es solamente
necesario imprimir fe en algo para que se realice, sé que se requiere esfuerzo,
constancia, disciplina y pasión, pero también sé que el ánimo con que uno
emprenda esas pequeñas batallas que nos guían al triunfo final es un factor determinante.
Aplicando
esto a los sueños tenemos que si éstos son en realidad relevantes, si realmente
tienen que ver con nuestro potencial y nuestro destino, es obvio que requerirán
de un esfuerzo considerable, pero de la misma forma es lógico pensar que detrás de la conquista del mismo estará la
satisfacción del logro y también de nuestro avance como persona.
De
todo esto podemos deducir que la voluntad que apliquemos a este proceso es la
que finalmente decidirá hacia donde se incline la balanza. No cómo nos sintamos,
no cómo nos veamos, no cómo avance el proyecto en sí, sino la decisión
expresada como voluntad para alcanzar nuestra meta.
En
este punto quiero ampliar la connotación dada a “voluntad” pues en el extremo de
su acepción debe ser entendida como el actuar independientemente de las circunstancias.
Esto podemos ejemplificarlo si vemos el caso de un deportista, un músico o un
empresario que a pesar de las adversidades, las pruebas, las dificultades que
experimente, sigue entrenando, sigue estudiando, sigue trabajando pues en su
mente solo existe una cosa: la meta que quiere lograr.
De
esta forma la voluntad puede salvar incluso aquellas circunstancias que harían que
cualquier otra persona desistiese pues desasocia las acciones de los sentimientos
o de los pensamientos y las asocia con la decisión de conseguir lo que uno se
ha propuesto.
Los
sueños, metas y objetivos de vida requieren de un esfuerzo que podemos englobar
con el término de voluntad, esfuerzo que si es constante decidirá el resultado
final del mismo, es así como entonces un sueño, por más difícil que parezca, si
aplicas voluntad, pasa de imposible a inevitable.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
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