Luchar
por tus sueños, metas y objetivos, todos hemos oído esa frase, pero luchar contra qué? Obvio, algunos responderán,
contra todos esos obstáculos y retos que
uno enfrenta, y está bien, pero la lucha también implica luchar contra uno
mismo y lo que uno haga o no para lograr lo que se desea.
Empiezo
con un ejercicio que en mis talleres de liderazgo, emprendedurismo y motivación
les propongo: escribe una meta que a pesar de que te la hayas propuesto con
ánimo y decisión aún no la hayas logrado, debajo de esa meta pon el por qué tú
crees que aún no la has logrado. ¿Listo?
No
sé si sea tu caso, en la mayoría de los ejercicios que hago sucede que la mayor
parte de la responsabilidad en cuanto a las causas de no haber logrado la meta
son externas. Mi trabajo, mi familia, la falta de oportunidades, la vida que hemos
llevado, y un sinfín de etcéteras son los que se ponen como esas causas para no
haber logrado lo que nos hemos propuesto, pero son pocos los casos donde la
respuesta es uno mismo: yo no me he dado tiempo, yo no he buscado, yo no me he
movido.
Repito:
no sé cuál haya sido tu respuesta, si la mayor parte de la misma iba en un sentido
de responsabilizarte a ti ya has avanzado la mitad del camino, si por el contrario
le echaste la responsabilidad a factores externos te sugiero los veas de nuevo
pues por experiencia sé que los factores externos si bien en ocasiones son muy
importantes no nos definen en cuanto lo que podemos lograr o no, pero nosotros
sí.
Esa
es la lucha a la que me refiero con el título de este artículo: la lucha con
uno mismo. Primero para no hacer o dejar de hacer aquello que nos impida llegar
a donde nos hemos propuesto, pero segundo, y tal vez más importante, para no dejar
de lado la responsabilidad personalísima que sobre nuestra vida tenemos.
Es
muy cómodo achacar a los demás, al sistema, al mundo la responsabilidad de lo
que no hemos logrado, cómodo y hasta agradable pues no nos hace sentir culpables
en ningún modo. Pero cuando cambias de perspectiva y te enfoca en lo que
pudiendo hacer no haces o dejando de hacer haces es cuando realmente estás en
posesión de tus capacidades y puedes crecer hasta dominarlas sin adoptar el
papel de víctima donde todo lo que nos pasa es lo que decide lo que somos.
Esa
es la lucha principal, contra uno mismo, o más bien, contra las facetas negativas
de uno mismo que constantemente buscan sabotear lo que deseamos lograr con
nuestra vida. De esa lucha se desprenderán las demás, incluso contra los
obstáculos que enfrentemos. Y mira que no minimizo lo que puede pasarnos, entiendo
que a veces pueden ser cosas de consideración, lo que te propongo es cambiar el
enfoque para pasar de una actitud pasiva donde lo externo nos domina, a una
proactiva donde uno hace todo lo que esté a nuestro alcance por lograr lo que
deseamos.
La
vida es un combate constante, por lograr lo que queremos y, tal vez más importante,
por realizarnos en lo que podemos ser, así que no olvides: si no has logrado lo
que crees merecer, revisa que no sea porque no has luchado lo suficiente.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/VfInxF5INiY
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