viernes, 23 de agosto de 2019

Derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas



Derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas

La manera de avanzar en la vida es de una manera sencilla de expresarse pero en ocasiones difícil de aplicar: o usamos los obstáculos que encontremos para salir fortalecidos de ellos o les permitimos que trunquen nuestro andar. Como quiera que sea la decisión siempre será de uno mismo.

Nelson Mandela fue el primer presidente de Sudáfrica elegido democráticamente mediante sufragio universal. Según su biografía “en 1962 fue arrestado y condenado por sabotaje, además de otros cargos, a cadena perpetua. Estuvo 27 años en la cárcel, la mayoría de los cuales estuvo confinado en la prisión de Robben Island. Tras su liberación el 11 de febrero de 1990, Mandela lideró a su partido en las negociaciones para conseguir una democracia multirracial en Sudáfrica, cosa que se consiguió en 1994 con las primeras elecciones democráticas por sufragio universal. Mandela ganó las elecciones y fue presidente desde 1994 hasta 1999, dando frecuentemente prioridad a su reconciliación”.

Imagínate el caso de estar encerrado 27 años en la cárcel por luchar por justicia, libertad y democracia. Eso sería una prueba más que excesiva para muchos quienes tal vez saldrían de ella amargados o con rencor hacia la vida y hacia los demás, pero ese no fue el caso del personaje citado al inicio. Al contrario, salió con un ánimo renovado y con un espíritu conciliador. Usó la gran prueba que le puso la vida para hacer de ella algo que a muchos nos asombra.

Ahora volteemos a nuestra vida. Tal vez no tengamos una prueba que equivalga a estar 27 años privado de la libertad injustamente, pero curiosamente en muchas ocasiones experimentamos pruebas que aún y cuando son menores si las comparamos con ejemplos como el del inicio, aún así tienen la capacidad de truncar nuestro andar.

Hay un dicho que señala que “Dios no le da a la gente pruebas que no pueda soportar”. Veamos esta expresión como una definición de lo que somos: seres de luz, de un increíble potencial, que solo tenemos que creer en nosotros mismos para convertir cualquier prueba en una oportunidad de crecer y salir fortalecido.

Piensa en alguna experiencia fuerte que te haya tocado vivir, una vivencia que creíste no podrías superar, alguna prueba que consideraste en su momento en extremo difícil. Vela a la distancia y mira todo lo que has crecido, aprendido o madurado a raíz y desde esa experiencia.

Queramos o no la vida es dura y llena de pruebas. Hay quienes se abaten ante este destino, pero también tenemos de nuestro lado que la misma vida va generando los caminos en nuestro andar que nos permiten no solo salir de la prueba sino salir mejor que como entramos, más humanos, más sabios, más trascendentes.

En una ocasión en un taller de liderazgo una persona señaló que a ella no le gustaban las pruebas de la vida, que se le hacía muy pesado vivirlas y salir a flote, y que ya estaba cansada de ello. Ante esto le comenté que no se preocupara, que yo tenía el remedio para que no experimentara más pruebas en la vida y ese era no respirar. “Inténtalo”, le dije, “no respires”. Ella contuvo unos momentos el aliento hasta que tuvo que respirar. “¿Ves como mientras no estuviste respirando no experimentaste pruebas?, pues esa es la receta para no tener más pruebas”.

Obvio que ese comentario iba en el sentido de que mientras estemos vivos tendremos pruebas, las pruebas son la vida misma, el hecho de crecer es doloroso pero necesario y al final nos lleva a lugares que no pensamos existiera y nos muestra una capacidad que creímos no teníamos, así que ya sabes derrumba las paredes que encuentres en tu camino y usa los ladrillos para construir puentes hacia tus metas.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/GIpP1hFqqJo

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