viernes, 5 de octubre de 2018

Recuerda que son tus pasos y los de nadie más los que te han traído a donde estas y los que te llevarán a donde desees



Siempre definimos la vida como un caminar, como un andar donde vamos creciendo como personas y alcanzando o no nuestros objetivos, pero si seguimos el símil de la comparación, eso quiere decir que son nuestros pasos los que nos han traído a donde actualmente nos encontramos y los que nos llevarán a dónde queramos.

La vida es una constante lucha entre la responsabilidad y la irresponsabilidad y ambas se desarrollan en nuestro interior. ¿Por qué? Pues porque generalmente de nuestros logros nos enorgullecemos y los mostramos como el fruto de nuestro esfuerzo pero para nuestros errores o fracasos existe un sinfín de explicaciones donde poca responsabilidad es la que aceptamos.

Para lo primero, los logros, los éxitos, las conquistas, siempre existe un dejo de orgullo al hablar de cómo es que los alcanzamos. La preparación, el empeño, la dedicación que pusimos en alcanzar lo que obtuvimos se vuelve la historia misma donde el protagonista central es uno.

En el caso de los fracasos generalmente el relato de los mismos va aderezado de un sinfín de circunstancias o factores que incidieron en no lograr lo que nos habíamos propuesto. Es cierto que no podemos deslindarnos de nuestras responsabilidades pero si podemos mesurarla lo más posible presentando todas aquellas situaciones adversas que impidieron nuestro triunfo.

Lo curioso de ambos casos es que independientemente de cómo se vean, en los dos hay circunstancias ajenas a nosotros que no pudimos controlar y que a pesar de las cuales logramos o no lo que nos propusimos, pero lo más importante es que en ambos casos, independientemente de lo que pudiésemos presentar como factores externos, hubo decisiones nuestras, personales, con respecto a dichos factores que definieron el rumbo final de nuestro caminar.

Visto de esta forma no podemos responsabilizarnos, ni a favor ni en contra, de los factores externos que inciden en nuestra vida, ellos exceden de nuestra capacidad de control, pero de lo que si podemos responsabilizarnos es de las decisiones que con base en ellos tomamos siendo que el resultado final, favorable o no, depende de nosotros.

¿Y qué de aquellos casos donde esos factores externos sean tan avasalladores que prácticamente nuestro esfuerzo, nuestra voluntad, quede nulificada ente ellos? El cambiar de dirección en nuestro andar, el mesurar los objetivos finales e incluso el darnos por vencido, en caso extremo, también es una decisión nuestra, eso no podemos soslayarlo.

Pero el sentido de esta reflexión no es echar en cara lo que se ha logrado o lo que no se ha logrado, el objetivo final de esta disertación es atraer nuestra atención a la responsabilidad que tenemos sobre nuestros propio caminar en la vida así que rrecuerda que son tus pasos y los de nadie más los que te han traído a donde estas y los que te llevarán a donde desees.



Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en  https://youtu.be/vgXZGqnwEhs


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