No puede negarse que la vida tiene muchos momentos
buenos, agradables, pero de igual forma
hay que reconocer que también existen esos momentos que por el contrario son malos,
desagradables, lo interesante de esto es que tanto de uno como de otro uno
puede decidir que toma para la construcción del proyecto de vida de cada quien.
Si lo pensamos un poco, podemos darnos cuenta que todos
en la vida experimentamos altas y bajas, momentos que podríamos decir no quisiéramos
terminaran y otros que, por el contrario, más bien no quisiéramos nunca hubieran
llegado a nuestra vida; pero incluso de estos últimos, si vemos el panorama
completo, algo hemos aprendido, de alguna manera hemos crecido.
Hay momentos desagradables que nos obligan, por decirlo
en cierta forma, a salir de nuestra zona de confort y desarrollarnos de formas
que no hubiéramos imaginado de haber seguido como estábamos. De esta manera hay
quienes se dan cuenta del valor, la fuerza, la entereza que poseían, pero que
no lo sabían, hasta que las adversidades no dejaron mayor opción más que
avanzar o ser arrastrado por las circunstancias.
De igual forma esos momentos aciagos en ocasiones
devienen por cuestiones en las cuales hay cierta responsabilidad, sea por
desidia personal, por falta de voluntad o de fuerza, por una deficiencia de
conocimientos de la vida o de conciencia de la existencia, siendo que esos
momentos oscuros nos enseñan aquello que debimos haber sabido desde el inicio
para no entrar en esas penumbras.
Pero vamos siendo completamente honestos: habrá momentos
tan negativos en nuestra vida, tan deprimentes, tan opresores, ante los cuales
no desarrollemos o descubramos esa fortaleza o esa entereza y que tampoco
podamos ni aprender nada ni desarrollar mayor conciencia, ¿esos momentos también
pueden servirnos? Así es, esos momentos tienen la exclusiva característica de
hacernos ver aquello para lo cual no hemos sido llamados y desarrollar en
nosotros humildad y empatía, humildad al ver lo que somos y lo que nos falta
por ser y empatía al considerar a los demás en una lucha tenaz en la cual
ocasión hay de sobra para sentirse así.
La vida tiene muchos momentos negativos, malos,
deprimentes, esa es una realidad, pero nosotros tenemos voluntad, fuerza y
carácter como para incluso de esos momentos salir fortalecidos, mejores, más
sabios, más conscientes, o al menos identificando aquello que ni somos ni
deberíamos querer para los demás.
Si uno pudiera escoger, seguramente solo se elegirían
aquellos momentos buenos y agradables, pero nuestro carácter estaría incompleto
pues nos faltaría la entereza que deviene de enfrentar adversidades, así que
ante esta realidad que es la vida, con sus cosas positivas y sus cosa
negativas, no olvides que hasta del lodo más fangoso las flores nutren su
aroma... y tú eres más que una flor.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
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Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
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