Sin duda alguna nuestra vida está hecha a base de sueños,
sí, de sueños, pero de sueños que con nuestra acción volvemos realidad, en este
sentido quien no tiene sueños, realmente no tiene una realidad que ir
construyendo como parte de su proyecto de vida.
Cuando hablamos de lo que uno logra en esta vida,
necesariamente tenemos que considerar que esos logros tuvieron un nacimiento
incipiente cuando comenzaron a ser sueños en nuestro interior.
Las metas que devinieron de esos sueños y que posteriormente
se trasformaron en objetivos, nos permitieron echar a andar la maquinaria de
las acciones requeridas para alcanzarlos.
Si alguien ha logrado algo en esta vida, si alguien sigue
luchando por alcanzarlo, detrás de eso siempre podremos encontrar un sueño,
algo que en su mente y en su corazón bullía al grado de mover a alguien a
caminar pasando de un estado de seguridad ante lo conocido a uno desconocido
por sus resultados inciertos, desconocido pero excitante.
Si lo pensamos un poco, cualquier cosa que deseemos
lograr en la vida es por la obvia razón de que no la tenemos, luego entonces
implica avanzar hacia un estado futuro desconocido, desconocido desde el
momento mismo que no tenemos lo que buscamos y de que las acciones para
conseguirlos son nuevas para nosotros, además de desconocer el resultado final
que lograremos obtener.
Con todo y todo, a pesar de esa incertidumbre, es un
hecho que ese andar se vuelve excitante pues estamos yendo en pos de algo que
bulle en nuestro interior por ser alcanzado.
Desafortunadamente hay quienes ante el camino incierto
que ante sus ojos se abre al pensar en la consecución de un sueño, prefieren la
seguridad, la tranquilidad de lo conocido negándose a salir de esa zona de
confort y con ello renunciando al logro de su sueño.
De igual forma hay quienes sí comienzan a buscar su
sueños, pero esos sueños que tangiblemente se relacionan con un mejor trabajo,
con un mejor status, dejando de lado los sueños que si bien son satisfactorios
personalmente hablando, se consideran no redituables económica o socialmente
hablando.
Cada quien, desde el momento mismo de comenzar a vivir,
tiene una cantidad limitada de tiempo para ello. En esa cantidad limitada de
tiempo hay ciertas acciones que en función de los recursos y capacidades pueden
ser emprendidas, de ahí que de manera sabia cada quien deberá decidir qué hará
con eso que se le ha otorgado y salir a conquistar los sueños que hay en su
interior, no sólo los rentables, sino también los satisfactorios.
Está medio complicado hablar de liderazgo,
emprendedurismo y motivación cuando no se tiene algo que uno desee
vehementemente lograr en esta vida, así que de vez en cuando será bueno
observar lo que estamos haciendo en función de la voz interior que nos mueva lograrlo,
después de todo dice un dicho que el soñar no cuesta nada, y tiene razón, pero
el no soñar cuesta todo.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
puede verse en video en https://youtu.be/wB0eRMm1h_4
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