viernes, 27 de enero de 2017

Recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas por conseguir


Es una práctica común y entendible el medirnos, valorarnos pues, en función de lo que hemos logrado, de los éxitos obtenidos, pero ¿por qué no también completar esa evaluación en función de los sueños, metas y objetivos que aún laten en nuestro interior y que no hacen día a día caminar en pos de ellos?

“Tanto tienes, tanto vales”, dice un dicho que hace énfasis en una generalidad de la sociedad dónde se valora a las personas más por lo que muestran, sobre todo materialmente, que por lo que son. Y esto no es una crítica, quiero aclarar, sino una descripción, y una descripción incluso entendible ya que como personas solo podemos evaluar aquello que vemos.

Pero este sentir social no necesariamente debe ser la medida que tengamos para evaluar y valorarnos a nosotros mismos.  La ventaja con respecto a la sociedad es que nosotros sí sabemos los sueños, metas y objetivos que bullen en nuestro interior. Podemos sondear los pensamientos y emociones que tenemos y en función de eso ampliar esa valoración, sí considerando lo que hemos logrado pero también poniendo en la balanza lo que queremos y estamos luchando por lograr.

En otras ocasiones he comentado, y esto es algo palpable y visible, que no podemos negar que existan circunstancias externas que dificulten nuestro andar y ¿por qué no? que incluso hagan que no alcancemos aquello que quisiéramos lograr por más noble y loable que sea, luego entonces no podemos evaluarlos justa y completamente en función de ello pues el logro o no de las metas, sueños y objetivos en ocasiones depende mucho o poco de factores externos.

Pero lo que sí depende de nosotros son nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, esos sueños, metas y objetivos que aún laten en nuestro interior y que de alguna u otra forma guían día a día nuestras acciones en pos de ellos. Claro está que esto no es visible para los demás pero dado que sí es perceptible para uno considero es un factor que debemos tomar en cuenta para evaluar más en justicia lo que somos.

Si, independientemente de lo que hemos logrado o no en nuestra vida, aún tenemos sueños, metas y objetivos grandes, nobles, trascendentales, y si cada día, aunque sea un poco, trabajamos, luchamos y avanzamos en pos de ellos, podemos considerar que aún hay mucho de valor, de grande, de excelente en nosotros y que poco a poco nos vamos transformando en eso cada vez más y mejor.

Es así que nuestros sueños, metas y objetivos aún por lograr pueden ser marcos de referencia que nos digan que tan grande estamos llamados a ser, no sólo materialmente sino, y a veces más importante aún, mental, emocional y espiritualmente hablando.

Cada día, con cada paso que damos en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, nos acercamos cada vez más a la persona de excelencia que estamos llamados a ser, en este sentido recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas por conseguir

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/5z6MxtHlt-M

También puede descargarse gratis el poemario del mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx  (Menú “Libros” Sección “de-book gratis”)

viernes, 20 de enero de 2017

Nunca dejes de soñar... nunca dejes de creer... nunca dejes de pelear


Dicen que los “nunca” no existen, pero en cuestión de tu andar por la vida, todo aquello que te detenga, te estanque o te paralice bien puede ser caracterizado con un “nunca permitir suceda”.

Todos tenemos metas y objetivos en nuestra vida. Estas metas y objetivos pueden ir desde aspectos muy básicos y concretos hasta otros de mayor alcance y trascendentales. Cuestiones físicas, emocionales, intelectuales e incluso espirituales que deseemos alcanzar formaran parte de aquello que le da sentido a nuestras acciones cotidianas.

Pero de igual forma, en nuestro andar hacia lo que deseemos nos encontraremos obstáculos, retos, que deberán ser enfrentados siendo que en algunas ocasiones  nos impongamos a ellos pero también que en otras sean ellos los que nos tumben momentáneamente.

En este segundo punto, cuando caemos, es cuando debemos tener muy en claro que si aquello que deseamos vale la pena luego entonces no debemos dejarlo de lado pues casi casi es como renunciar a un aspecto de  nuestra vida.

No dejar de soñar es precisamente seguir conservando en nuestros pensamientos y en nuestras emociones aquello que de inicio nos impulsó en nuestro andar. Es volver a esa fuente de motivación interna recordando lo que pensamos y sentimos cuando en nuestro interior surgió aquello por lo que ahora estamos luchando.

No dejar de creer es el aspecto de confianza personal, no tanto en lo que somos sino más bien en lo que podemos llegar a ser. En este sentido, si aquello por lo que luchamos requiere que nos transformemos en algo más y mejor la esperanza de conseguirlo es la que da pauta a nuestro andar en pos de ello.

No dejar de pelear es finalmente la parte activa, dinámica, práctica y concreta de todo. Por más que soñemos o que creamos debemos llevar ese sueño y ese creer a la actividad que nos permita llegar a ser.  El pelear, es así, se refiere tanto a lo que cotidianamente hacemos para alcanzar lo que deseamos como a no dejarnos vencer por los obstáculos y dificultades que enfrentemos incluso cuando éstas sean motivo de caídas.

El andar por la vida está lleno de retos, obstáculos y, ¿por qué no? también de caídas. Pero lo que queremos lograr para nuestro proyecto de vida debe ser tan importante que nos permita seguir soñando, creyendo y luchando, tanto por lo que esa meta u objetivo pueda significar como por la persona en que nos convertiremos cuando lo logremos.

Si te has decidido a tomar las riendas de tu vida en tus manos debe quedarte muy claro que de aquí en adelante nadie más que tú serás responsable de lo que logres o dejes de lograr, así que nunca dejes de soñar... nunca dejes de creer... nunca dejes de pelear


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/YphtCMQaXXo

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viernes, 13 de enero de 2017

El futuro es un camino de una sola vía, solo que tú decides si gateas, caminas o vuelas por él


Hay cosas que en el andar de nuestra vida son obligatorias mientras que otras son opcionales. Obligatorio, es decir que tú no puedes hacer nada para impedirlo, es por ejemplo el paso del tiempo, pero opcional, es decir, que implica de la acción de tu voluntad, es la manera en que pasas por él.

¿Te has puesto a pensar cómo es que no podemos hacer nada para detener el tiempo, pero también como es que muchas veces quisiéramos que así fuera? Todos quisiéramos detener el tiempo, o al menos que éste fuera más lento, cuando estamos pasando un buen momento o cuando deseamos se difiera la llegada de uno malo.

Pero dado que el tiempo no podemos detenerlo, es decir, que no podemos hacer nada para que futuro inexorablemente llegue, ¿tiene caso desear sea así? Yo te contestaría que no y si. No en el sentido de realmente, ahora sí que como coloquialmente se dice, “perder el tiempo” pensando en que el tiempo ojalá se detuviera o avanzara más lento, pero si en el sentido de darle a este asunto la importancia debida para decidir cómo es que deseamos pasar el tiempo.

Las palabras de gatear, caminar o volar en el tiempo, que se manejan en el título de esto que estamos comentando, no se refieren a ir más o menos rápido por el tiempo ya que eso es imposible, el tiempo siempre avanzará de igual forma hacia nosotros, más bien se refiere a nuestra actitud ante él.

El gatear es apenas aprovechar el tiempo de que disponemos, piensa de esta forma, gateando ¿cuánto pudieras avanzar digamos en una hora? Ahora que si caminas es más que evidente que avanzarás más que si gatearas, pero si vuelas avanzaras mucho más que en los dos casos anteriores. Luego entonces ese gatear, caminar o volar se refiere más bien a la manera en que aprovechas el tiempo de que dispones.

Ahora  bien si te fijas podrás ver cómo es que la diferencia entre gatear, caminar o volar implica siempre y en todos los casos la aplicación de cada vez mayor constancia, disciplina, esfuerzo y pasión, y en todos estos casos tú eres quien decidirá cuánto, cuándo y cómo y para eso debes tener muy claro el por qué y el para qué.

El por qué y el para qué, es decir el saber de dónde vienes y hacia dónde quieres ir, es lo que te motivará para decir, en función de la constancia, disciplina, esfuerzo y pasión, cuánto, cuándo y cómo para avanzar en el camino de tu vida hacia tus sueños, metas y objetivos.

Ese es tu verdadero trabajo, no tanto preocuparte de que si el tiempo avanza rápido o lento, sino de aprovecharlo para que una vez que se haya ido lo hallamos aprovechado al máximo, después de todo el futuro es un camino de una sola vía, solo que tú decides si gateas, caminas o vuelas por él


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/vKP6Ts6fbWk

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viernes, 6 de enero de 2017

Recuerda que la mitad de la lucha de toda batalla que emprendas será siempre contra ti mismo


Cualquier sueño, meta u objetivo que valga la pena en la vida necesaria y forzosamente implicará un esfuerzo, vaya: una lucha, esta lucha es visible y palpable cuando nos enfrentamos a circunstancias adversas que se interponen entre nosotros y lo que deseamos, pero en este contexto también cabe la lucha que tendremos que hacer contra nosotros mismos.

Cuando hablamos de luchar por nuestros sueños, metas u objetivos generalmente lo que se nos viene a la mente son aquellas batallas que emprenderemos ante los obstáculos que para lograr lo primero encontraremos, pero algo que pasamos por alto son aquellas primeras luchas que enfrentaremos y que tienen que ver con nosotros mismos referido a las inercias, miedos y comodidades a las cuales tendremos igual y primeramente que enfrentar.

Las inercias se refieren a lo que ya venimos haciendo, aquellas acciones y pensamientos que se han vuelto parte cotidiana de nuestro ser y hacer y que cuando iniciamos algo nuevo deben ser cambiadas. Este cambio es todo un reto pues partimos de lo que conocemos hacia lo desconocido y ese cambio implica riesgo por lo que casi casi debemos forzarlo en nosotros.

Los miedos son consecuencia de lo anterior ya que si vamos a cambiar, a avanzar, de lo conocido hacia lo desconocido, ese simple hecho implica un altísimo grado de incertidumbre cuya respuesta natural en nosotros es el temor. Ese temor es sano pues nos ayuda a pensar las cosas y no actuar con impericia pero el mismo no debe ser tal que nos paralice y nos impida avanzar en pos de lo que deseamos.

Por último la comodidad es consecuencia tanto de la inercia como del miedo ya que surge de preguntarnos ¿para qué el esfuerzo, para qué el riesgo, cuando estamos tan a gusto siendo como somos? Es cierto que en muchas ocasiones no es que estemos realmente a gusto sino que comparando lo que sabemos, somos y tenemos es mucho más cómodo quedarnos así que tratar de alcanzar algo que, si bien puede ser loable, desconocemos completamente el resultado final de tal intento.

Inercias, miedos y comodidades son actitudes normales y naturales que nos sirven para reflexionar antes de actuar y que a la vez fungen como un obstáculo que nos protege de un actuar irreflexivo, pero una vez que hemos pensado, sopesado, y decidido, considerando ser, hacer y tener más y de mejor forma que lo actualmente, nada debe impedirnos el caminar hacia las metas, sueños y objetivos que nos hemos fijado.

No hay una receta de concina que nos permita ese avanzar sin ningún esfuerzo de nuestra parte sobre todo ante las inercias, miedos y comodidades que enfrentaremos, sólo existe una sugerencia: intentarlo. Es algo así como las primeras veces que te levantaste temprano para ir a correr y que a pesar del frío, del sueño, y demás, aun así saliste de la cama e iniciaste tu rutina de ejercicio hasta que esta se vuelva normal, casi casi necesaria para iniciar tu día.

Igual será con todo aquello que desees y que de inicio te llevará a enfrentarte con aquellos aspectos de tu vida que solo a través de la lucha y el esfuerzo deben ser mejorados para generar en ti no solo los resultados que estás buscando sino carácter, decisión, capacidad y por ende excelencia.

Cuando emprendemos la lucha por obtener lo que deseamos debemos tener en cuenta que parte de ese esfuerzo es contra las propias inercias, miedos y comodidades que tenemos pero que el logro de los sueños, metas y objetivos compensará con creces las batallas que emprendamos.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
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