Es
una práctica común y entendible el medirnos, valorarnos pues, en función de lo
que hemos logrado, de los éxitos obtenidos, pero ¿por qué no también completar
esa evaluación en función de los sueños, metas y objetivos que aún laten en
nuestro interior y que no hacen día a día caminar en pos de ellos?
“Tanto
tienes, tanto vales”, dice un dicho que hace énfasis en una generalidad de la
sociedad dónde se valora a las personas más por lo que muestran, sobre todo
materialmente, que por lo que son. Y esto no es una crítica, quiero aclarar,
sino una descripción, y una descripción incluso entendible ya que como personas
solo podemos evaluar aquello que vemos.
Pero
este sentir social no necesariamente debe ser la medida que tengamos para
evaluar y valorarnos a nosotros mismos. La
ventaja con respecto a la sociedad es que nosotros sí sabemos los sueños, metas
y objetivos que bullen en nuestro interior. Podemos sondear los pensamientos y
emociones que tenemos y en función de eso ampliar esa valoración, sí
considerando lo que hemos logrado pero también poniendo en la balanza lo que
queremos y estamos luchando por lograr.
En
otras ocasiones he comentado, y esto es algo palpable y visible, que no podemos
negar que existan circunstancias externas que dificulten nuestro andar y ¿por
qué no? que incluso hagan que no alcancemos aquello que quisiéramos lograr por
más noble y loable que sea, luego entonces no podemos evaluarlos justa y
completamente en función de ello pues el logro o no de las metas, sueños y objetivos
en ocasiones depende mucho o poco de factores externos.
Pero
lo que sí depende de nosotros son nuestros pensamientos y nuestros
sentimientos, esos sueños, metas y objetivos que aún laten en nuestro interior
y que de alguna u otra forma guían día a día nuestras acciones en pos de ellos.
Claro está que esto no es visible para los demás pero dado que sí es
perceptible para uno considero es un factor que debemos tomar en cuenta para
evaluar más en justicia lo que somos.
Si,
independientemente de lo que hemos logrado o no en nuestra vida, aún tenemos
sueños, metas y objetivos grandes, nobles, trascendentales, y si cada día,
aunque sea un poco, trabajamos, luchamos y avanzamos en pos de ellos, podemos
considerar que aún hay mucho de valor, de grande, de excelente en nosotros y
que poco a poco nos vamos transformando en eso cada vez más y mejor.
Es
así que nuestros sueños, metas y objetivos aún por lograr pueden ser marcos de
referencia que nos digan que tan grande estamos llamados a ser, no sólo materialmente
sino, y a veces más importante aún, mental, emocional y espiritualmente
hablando.
Cada
día, con cada paso que damos en pos de nuestras metas, sueños y objetivos, nos
acercamos cada vez más a la persona de excelencia que estamos llamados a ser, en
este sentido recuerda: eres tan grande como el tamaño de los sueños que estas
por conseguir
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/5z6MxtHlt-M
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mismo autor "Perfectos son tus caminos” -50 poemas en la línea del
pensamiento cristiano-, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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