La
idea del emprendedurismo, el liderazgo y la motivación es, sí, ir hacia
adelante en pos de las metas, sueños y objetivos, pero eso no quiere decir no
poder voltear a ver el pasado siempre y cuando sea para aprender de él.
Cuando
de avanzar hacia adelante en la vida se habla, me han tocado ocasiones en que
esto se interpreta, o más bien se mal interpreta, como de que no podemos
voltear hacia atrás. Incluso hay algunas frases como esa que dice que “atrás ni
para agarrar vuelo” que refuerza esa idea.
Y
en parte hay razón ya que el pasado, a diferencia del futuro, es ya algo
inamovible. Nada de lo que hagamos lo podrá cambiar, así que ¿para qué
enfocarnos en algo así? El futuro, por el contrario, es dinámico, está en
constante movimiento dependiendo de las acciones que tomemos.
Pero
digo que en parte se tiene razón por que el pasado, por más estático e
inamovible que esté tiene algo de extremo valor que no tiene el futuro:
experiencia. Dado que el futuro aún no lo hemos experimentado no tenemos
experiencia de él, pero en el caso del pasado el mismo ha dejado en nosotros
experiencias de todo tipo: físicas, mentales, emocionales, espirituales. Y es
ahí donde radica su riqueza.
Ahora
bien, dado que la experiencia del pasado es precisamente esa riqueza es eso
entonces lo que debemos buscar en él. No las
justificaciones para lo que somos o tenemos, no el regodearnos en los
logros o fracasos experimentados, no en buscar responsables y culpables de lo
vivido, sino simple y sencillamente para aprender de él.
Esto
no es tan fácil como parece pues el vínculo emocional, ideológico, espiritual
que nos une con las experiencias del pasado es lo que lo hace complicado. ¿Por
qué? Pues porque ese aprender del pasado implica que nos hacemos responsables
del mismo, al menos en lo que atañe a nuestra persona, así que no buscamos
personas, circunstancias ajenas a nosotros pues esas personas o esas
circunstancias no son nosotros, no pueden esas personas o esas circunstancias
aprender de nosotros ni nosotros de ellas, es nuestra experiencia individual,
única e irrepetible la única de la cual podemos aprender y la cual puede
moldear nuestro presente.
Dada
la dificultad de desvincularnos intelectual, emocional o espiritualmente de
nuestras experiencias lo que yo te propongo, sobre todo para las más difíciles,
es que las veas como si les hubieran pasado a otra persona. Así es. Que
recuerdes ese evento del cuál quieres ver qué puede aprender pero que lo veas
como si de una película se tratara y como si le hubiera pasado a otra persona.
De esta forma añadiremos algo de objetividad al proceso de aprendizaje y
estaremos en mayores capacidades de mejorar nuestro presente a raíz de nuestro
pasado y con eso avanzar hacia nuestro futuro.
El
pasado debe verse como una ventana hacia lo que hemos sido, mientras que el
futuro lo es hacia lo que podemos ser, una es un hecho la otra una posibilidad,
por lo que la primera debe usarse para
mejorar nuestra experiencia presente con vistas a potenciar los logros futuros,
en ese sentido claro que puedes ver hacia el pasado, pero solamente con la
intención de aprender de él.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
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