viernes, 15 de abril de 2016

Tres consejos: piensa con el corazón, siente con la mente y vive con todo tu ser


Nuestro mundo se ha vuelto mucho muy práctico, todo lo queremos rápido y concreto, aunque no estoy de acuerdo con esa tendencia pues soy un convencido que muchas de las cosas valiosas de la vida requieren de tiempo, quisiera resumir la filosofía de los artículos que comparto en el título de éste referido al pensar, sentir y vivir.

Pensar, sentir y vivir son las tres facetas del ser humano que no podemos descuidar ya que somos lo mismo ideas, sentimientos y trascendencia. Si vamos por la vida siendo pura razón nos volveremos unos desalmados, si vamos por la vida siendo puro sentimiento fácilmente los demás se aprovecharan de uno, y si vamos por la vida sin ver más allá del momento actual prácticamente estaremos muertos en vida. Para vivir plenamente se requiere lo mismo el pensar, el sentir y el vivir.

Ahora bien, quiero cambiar un poco las cosas. Generalmente asociamos el pensar con la mente, la cabeza, nuestro cerebro. Quiero proponerte que pienses con el corazón, así es: con el corazón. Que dotes a tus sentimientos de razones, que no sientas nomás por sentir sino que tus sentimientos tengan un fundamento sólido para ellos. ¿Cómo puede hacerse eso? Sencillo: de lo que sientas siempre preguntante del porqué de ello. Todo sentimiento tiene una causa, objetiva o subjetiva, externa o interna, es cuestión de que seas capaz de identificar esa causa para comenzar a dotar a tus sentimientos de razones y así pensar con el corazón.

Sentir con la mente va en el mismo sentido. Generalmente asociamos el sentir con el corazón, aquí te propongo que sientas pero con la mente, es decir, que dotes de sentimientos, sensaciones, emociones a tus razones. ¿Cómo se logra esto?  Sencillo: tus ideas velas en un contexto emocional relacionado con preguntarte ¿para qué? Así es: todas tus ideas buscan algo y ese algo no solo es razón sino también emoción, así la idea de darle sentimientos a tu mente es que puedas ubicar el para qué de tus ideas en el contexto de la emotividad que las mismas arrojan en ti.

Por último el vivir con todo tu ser conjunta los dos elementos anteriores con un sentido de trascendencia. Piensas con el corazón, sientes con la mente, pero ambos aspectos de ti los conjuntas para darle sentido a tu existencia, no solo somos un por qué y un para qué sino también un trascender y eso es cuando le hayas un sentido a tu vida que va más allá del momento, incluso que excede una visión de mediano o largo plazo. ¿Y cómo se logra esto? Sencillo: imagínate ya mayor de edad, anciano, voltea atrás y ve tus sentimientos y tus pensamientos, ¿cómo te gustaría, desde esa perspectiva, verlos? ¿Cómo te gustaría pensarte y sentirte en ese momento respecto de tu vida? ¿Qué luces ese momento futuro puede arrojar a la forma en que estás viviendo ahorita? Esas preguntas te sitúan en una totalidad de tu ser, con todos tus sentimientos y todos tus pensamientos, y te permiten verlo en un contexto más amplio que es toda tu vida.

La vida no es solo ideas, tampoco es sólo emociones, se requieren de ambas para vivir y se enriquecen ambas cuando son vistas desde puntos donde raramente las consideramos, por eso te doy tres consejos: piensa con el corazón, siente con la mente y vive con todo tú ser


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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