jueves, 28 de agosto de 2025

Tal vez nunca alcances un ideal, pero el solo seguirlo te convertirá en un ideal que otros buscarán alcanzar


 Hay dos formas de ver la vida, una es aquella en la cual pretendemos alcanzar un ideal, la otra es aquella en la cual pretendemos convertirnos en uno; la búsqueda del primero nos permitirá lograr el segundo en la medida que nuestro carácter como persona se conforme a prueba de todo.

 

En una ocasión en un taller de liderazgo les pedí a los participantes establecieran una meta que desearan con todo su corazón conseguir, esa meta bien podía ser personal, profesional, material, intelectual, emocional e incluso espiritual. Les aclaré que no me entregarían ni compartirían lo escrito para que escribieran con mayor libertad.

 

Después les hice una serie de preguntas que cada quien tenía que ir resolviendo para sí mismo. La primer pregunta era que si para qué deseaban alcanzar esa meta, luego e independientemente de la respuesta que hubieran dado de nueva cuenta les pregunté para qué de eso que habían respondido, por último e independientemente de la nueva respuesta que hubiesen dado de nueva cuenta los cuestioné con un para qué.

 

Por experiencia propia sé que solo se necesitan tres para qué para llevar a una respuesta específica a la generalidad, así que al terminar de preguntar los tres para qué, les pedí por favor que levantaran la mano aquellos cuya última respuesta estuviera cerca de algunas de las ideas que yo iría diciendo: paz, felicidad, prosperidad, tranquilidad. Todos quedaron con las manos levantadas.

 

Lo anterior no es cuestión de magia sino de sentido común ya que todas nuestras metas tienen ocultas intenciones relacionadas con altas metas y valores que con este ejercicio quedan evidenciadas, y esa es la idea del ejercicio mismo, el permitir a los participantes ver que sus metas están relacionadas con cuestiones de mucho mayor valor que la meta misma.

 

Esto les permite a quién desarrolla una visión de mayor nivel y alcance mayor margen de maniobrabilidad pues la meta ya no se convierte en un fin en sí misma sino en un medio para algo mayor y si no se logra la meta uno puede seguir en la lucha por ese bien mayor por otro camino.

 

Lo anterior permite entender que la meta es el pretexto para lo que realmente somos, necesitamos una justificación, una motivación, ¿o por qué no decirlo? Un acicate que nos impela a movernos hacia mejores estadios de desarrollo, ese acicate es la meta y ese mejor estadio de desarrollo nuestro máximo potencial.

 

Ahora bien, cuando uno entiende esto pasa algo curioso ya que uno se pone en mayor posesión de sus habilidades y capacidades convirtiéndose en un ideal en sí mismo, un ideal marcado por la lucha, la tenacidad y el carácter; un ideal que se sabe sustentando y con las miras en algo mucho más grande que la meta misma o incluso que uno mismo; un ideal para sí mismo y ¿por qué no? para los demás que evidencia no solo lo mejor que tenemos sino lo mejor que podemos llegar a alcanzar.

 

Entender que la vida es un camino y que la meta es uno mismo, permite tener la perspectiva de lo que somos y de lo que podemos ser, así que no lo olvides tal vez nunca alcances un ideal, pero el solo seguirlo te convertirá en un ideal que otros buscarán alcanzar.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

                                                    

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/bcYJmhNbrU4

 

 

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miércoles, 20 de agosto de 2025

Lo mejor es quedar bien contigo mismo, después de todo ¡eres la única persona que te acompañara toda tu vida!


 Las decisiones que uno toma en la vida necesariamente son excluyentes, es decir, se opta por algo rechazando otra cosa, esto siempre es así; de la misma forma lo que siempre es así es y será que dichas decisiones dejarán a algunos conformes mientras que a otros no, siendo que tu persona es la primera y última quien debe quedar satisfecha.

 

Todos conocemos el cuento del viejo, el niño y el burro, donde primero el viejo y el niño van de pie, luego los dos arriba del burro, luego solo el niño y luego solo el viejo, y en todos los casos la gente los criticaba; que si eran unos tontos por desaprovechar el burro, que si eran unos desconsiderados por ir los dos arriba, que si era un maleducado el niño por dejar a un viejo ir a pie o que si se era un inconsciente el viejo al dejar un niño ir a pie. El caso es que nunca le dieron el gusto a nadie, y esa era precisamente la moraleja, el mostrar cómo es que cuando uno quiere quedar bien con todos, finalmente con nadie queda bien.

 

Esto es muy obvio, tal vez bastante y por eso nos pasa desapercibido, pero ni nuestros padres, ni nuestros hijos, ni nuestra esposa o esposo, ni nuestros amigos, nadie vivirá la vida por nosotros; de igual forma nosotros no podemos vivir las vidas de los demás. Nos tenemos que conformar (si es que puede decirse conformar con el milagro maravilloso que implica vivir) con vivir nuestra vida.  Pero para vivir nuestra vida se requieren dos cosas, así es, solo dos cosas, complicadas y valiosas, pero solo dos: una es visión y la otra es decisión.

 

Visión se refiere a saber que queremos, que pensamos, que deseamos. Ojo con esto pues muchas veces lo que uno cree creer no es más que las ideas que padres, hermanos, amigos, líderes han implantado en nuestra mente y que rebotan en nuestro interior como un eco cacofónico que impide escuchar nuestra propia voz.

 

Una vez que tenemos esa visión, es decir, que sabemos que lo que queremos es realmente nuestro, lo que sigue es tener decisión, es decir, el valor y la fortaleza para luchar por ello y avanzar en su consecución día con día.

 

Internamente, la visión es lo más difícil; externamente lo es la decisión. La visión es lo más difícil internamente hablando pues implica un ejercicio mental y emocional para dilucidar cuáles ideas y sentimientos son realmente nuestros y cuáles no, lo cual implica depurar, reorganizar, reestructurar nuestro mundo interno.

 

La decisión es lo más difícil externamente hablando pues se ve sometida a los embates de factores externos –familia, amigos, líderes- quiénes cuando no estén de acuerdo con nuestras ideas o acciones pretenderán de una forma u otra el cambiarnos no hacia algo mejor que podemos ser sino a lo que ellos creen es mejor y tal vez lo sea, pero para ellos.

 

Un pequeño ejercicio: escribe en una hoja las principales actividades que hayas hecho el día de ayer, después señala la meta final que quieres lograr con cada una de esas actividades, por último argumenta el por qué quieres lograr esa meta, qué valores intrínsecos para ti ves en ello, que satisfacción personal obtendrías con eso. Esto te dará muchas luces para ver si estas construyendo tu vida o siguiendo las indicaciones de otro proyecto ajeno.

 

Dado que vida tienes solo una y cada día es una oportunidad para alcanzar tu pleno potencial, cuida cada instante para que nada ni nadie te quite este derecho de ser, así que recuerda lo mejor es quedar bien contigo mismo, después de todo ¡eres la única persona que te acompañara toda tu vida!

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/xu0W4b-rUg4

 

 

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jueves, 14 de agosto de 2025

Fíjate en las huellas en la vida: si están delante de ti solo sigues a otro, si están detrás tú haces la historia


 

Cuando uno habla de caminar en la vida luego luego vienen a la mente las preguntas ¿hacia dónde? Y ¿cómo?, de las respuestas a estas dos preguntas dependerá vivir nuestra vida o vivir la de los demás.

 

Una de las áreas a las que me dedico es precisamente la del Liderazgo Emprendedor, tengo conferencias, talleres, artículos y libros que van en ese sentido, pero todo ello no es más que un entrenamiento para quien haga uso de estas herramientas, un entrenamiento que debe llevar a la habilitación personal para que cada uno se haga responsable de su propia vida. Lo mismo va para todas las conferencias, talleres, artículos y libros que existen sobre ese tema.

 

Creo que el punto final de todo proceso de habilitación (llámese emprendedurismo, motivación, liderazgo, etc) es precisamente cuando la persona que hace uso de cualquiera de las herramientas dice un día “ya no te necesito más”. Aunque parezca rara la expresión lo mejor que nos puede pasar a quienes trabajamos esta temática es cuando escuchamos ese “ya no te necesito más” de quienes interactúan con nosotros.

 

De la misma forma ese “ya no te necesito más” lo estoy circunscribiendo al momento donde la persona ha alcanzado la madurez mental, emocional y espiritual para hacerse responsable total y completamente de su vida. Ese es el fin de toda instrucción, de todo proceso formativo, de todo desarrollo personal.

 

Sin forzar las cosas, cuando veo a alguien que lee este o aquel libro o que cita a este o aquel pensador, no puedo menos entender que están aún en un proceso formativo y esperar el momento en que deje esos libros para ponerse a escribir su propio libro de la vida y deje de citar a los demás para que comience a citarse a sí mismo. Y ese día llega, tarde que temprano llega.

 

No quiere decir que una vez que llega ese día uno no lee más, no asiste a tal o cual evento o no cita a tal o cual persona, pero lo hace de manera diferente. En vez de hacerlo como algo que uno piensa en algún momento alcanzar, lo hace con la autoridad de una idea que vive en nosotros pues nos ha transformado.

 

Todas las conferencias y talleres de desarrollo personal a los que vas, todos los artículos de liderazgo que lees, todos los libros de emprendedurismo que consultas, son una escalera que te lleva a lo más alto que eres, son herramientas para echar a andar tu motor, son un camino que te conduce a la plenitud.

 

No te quedes cómodamente en las opiniones de los demás, ni de lo que se diga en una conferencia o un taller, ni de lo que leas en un artículo, ni de lo que se exprese en un libro; tómalo, eso sí, como un ladrillo más en la construcción trascendental que es tu proyecto de vida, pero llega a ser la autoridad última de lo que debe hacerse en la misma.

 

Las preguntas iniciales de ¿hacia dónde debemos ir? y ¿cómo? se responden, cuando has llegado a la última etapa de tu habilitación, con un “hacia donde tú quieras” y “de la forma en que tú quieras”. Es en ese momento donde puedes llamarte realmente un hombre o una mujer de verdad, donde te haces responsable de tu vida con todos los logros y fracasos, los aciertos y errores, los gozos y las lágrimas que eso conlleva. Y en este punto ya no hay quien te pare.

 

Avanzar en la vida quiere decir ir a la plenitud que como persona estás destinado a lograr, así que pon atención: Fíjate en las huellas en la vida: si están delante de ti solo sigues a otro, si están detrás tú haces la historia.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/NskrFq0V-IY

 

 

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jueves, 7 de agosto de 2025

Lo bueno de caer es que sabes hasta donde caerás, lo bueno de volar es que límites nunca habrá


 Nuestro caminar por la vida está lleno de momentos azarosos donde la oscuridad parece nunca va a ceder y momentos luminosos donde nos damos cuenta del enorme potencial que tenemos, aprovechar ambos nos permite alcanzar nuestro destino en la vida.

 

Pensemos en alguien que le haya ido mal en un negocio, que haya, como se dice, perdido “hasta la camiseta”. Podemos en este caso llegar incluso a cuantificar su pérdida, pero aunque no fuera así al menos podemos ver cuál es el límite de la misma: lo que la persona poseía.

 

Pensemos ahora en alguien que le haya ido mal en una relación. En este caso de igual forma podemos cuantificar cuanto tiempo ésta persona “desperdicio” (por llamarlo en cierta forma) en la relación que se fue al traste y aunque no hiciéramos esa cuantificación, sí podemos saber que el tiempo de “perder el tiempo” terminó una vez que la relación finalizó.

 

Pudiéramos poner más ejemplos, pero quiero quedarme con esos y ahora verlos de otra forma. En el primer caso, supongamos que al contrario de lo que sucedió, a la persona en cuestión le hubiera ido excelentemente bien, ¿cuánto puede ganar alguien en un buen negocio? No lo sabemos, el negocio puede dar y dar por años e ir creciendo por lo que no sabemos hasta donde pueda dar.

 

Veamos el segundo ejemplo, si a esa persona le hubiera ido bien en la relación o bien si esa persona una vez concluida la relación que le fue mal iniciara otra y que ésta fuera excelente, ¿cuánto tiempo se beneficiaría de la misma? No lo sabemos, pueden ser años, lustros, décadas.

 

Lo que quiero que veas con estos ejemplos es que la vida nos da lecciones muy interesantes sobre la misma: las caídas, los errores, las pérdidas, siempre tienen un límite, un punto hasta donde pueden llegar; más sin embargo los triunfos, los logros, los aciertos, prácticamente no tienen un límite, puede seguir los beneficios que devengan de los mismos más allá incluso de lo que pudiéramos prever.

 

Esta reflexión sobre la vida es para retomarla en nuestro andar por la misma ya que una regla de la primera es que experimentaremos en la misma sombras y luces, es decir, momentos negativos (por llamarlos en cierta forma) y momentos positivos.

 

Los momentos negativos si bien a nadie le gustan hay que verlos en la perspectiva no solo de que no van a durar por siempre sino de que sus efectos en nosotros para dañarnos, quitarnos o hacernos menos es limitado; de la misma forma cuando tengamos momentos de gran triunfo o ideas de gran lucidez y claridad, debemos aprovechar para dar el impulso necesario en alcanzar nuestros sueños y nuestras metas en el pensamiento de que no hay límites para nuestro potencial.

 

La vida nos permite mediante la caídas entender nuestras limitaciones y ejercitar nuestra humildad, requisitos ambos para alcanzar nuestro potencial como seres de luz explotando los momentos favorables que se nos presenten, así que no lo olvides lo bueno de caer es que sabes hasta donde caerás, lo bueno de volar es que límites nunca habrá.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

                                                    

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PPiIMJNj3kg

 

 

También del mismo autor: Curso internacional para el mundo de habla hispana  “¿Tu helado se derritió? -Construcción dinámica de liderazgo trascendental-”. Más información en: https://go.hotmart.com/B91847525Q