La
misma naturaleza de nuestra existencia impregna por completo nuestra vida con
la condición permanente de la incertidumbre, este hecho, si bien es algo que
puede no gustarnos, nos permite desarrollar una fortaleza de mente y de
espíritu al momento de emprender nuestras metas.
Frases
como el que “La única constante es el cambio” o que “Nadie se baña dos veces en
el mismo río”, hacen referencia a esa condición de la vida que tiene que ver
con la incertidumbre que constantemente la envuelve, incluso los mejores planes,
las mejores estrategias, la mejor prospectiva, se ve sujeta a una incertidumbre
que puede cambiar completamente el destino y consecuencia de los eventos y de
las acciones que emprendemos.
Esa
incertidumbre está en prácticamente todo lo que hacemos, desde que nos levantamos
hasta que nos acostamos el no tener la certeza de lo que sucederá es algo con
lo que convivimos a diario, incluso aquello que damos por hecho drásticamente
puede cambiar como efecto de alguna circunstancia no considerada.
Si
bien lo anterior puede ser muy frustrante, sobre todo cuando el resultado es completamente
adverso a lo esperado, hay que ver eso como una oportunidad para desarrollar un
carácter a prueba a de todo, entendiendo por carácter esa entereza de mente y
de espíritu al momento de iniciar cualquier acción.
En
una ocasión surgió este tema en un taller de liderazgo que me encontraba dirigiendo
y surgieron las dos posturas (a favor y en contra) con relación a esa incertidumbre
que muchas veces da al traste con los proyectos que uno trae. En ese momento
les propuse un ejercicio (mismo que te propongo a ti en este momento). Les dije
que por favor escribieran en una hoja las acciones que desearían realizar
mañana como si estás dependieran totalmente de ellos, es decir, como si lo que
escribieran se fuera a dar partiendo del hecho de que no existiera
incertidumbre alguna. Para esto se dieron diez minutos.
Una
vez que escribieron su día “perfecto” (por llamarlo en cierta forma), les pedí que
lo leyeran de manera individual pero (aquí vino el pero), tachando aquellas acciones
que involucraran a otras personas. Por ejemplo, si alguien puso “reunirme con
fulano o zutano” pues tendría que tachar eso. Al principio no entendían el por
qué de ello pero al final les expliqué. Les dije que así como cada uno había
redactado lo que sería su día “ideal” donde su voluntad imponía la agenda
descartando cualquier incertidumbre, de la misma forma las personas que ellos
consideraron en su relatoría también tenían su agenda y pues ellos no podían
imponérsela pues así como ellos descartaban la incertidumbre, los otros también
tendrían esa prerrogativa de disminuir la incertidumbre y darle la certeza a sus
agendas.
En
ese momento se captó que no puede darse un mundo sin incertidumbre pues los
deseos de las personas son diferentes, divergentes y aunque sean convergentes
son cambiantes, y todo eso sin considerar las variables que escapan de nuestro
control.
Pero
de la misma forma luego el análisis derivó en señalar que si todo lo que intentamos
no tuviera esa incertidumbre que lo acompaña, no diéramos ese extra que en
muchas ocasiones damos para alcanzar lo que queremos, lo cual nos hace ir más
allá incluso a veces de nuestras propias expectativas llegando más allá de los
límites que en ocasiones nos autoimponemos.
Pero bueno, al final de cuentas a nadie nos gusta
esa incertidumbre que en ocasiones rodea nuestra vida, nuestras decisiones y
nuestras acciones así que ¿qué podemos hacer para disminuirla o incluso
eliminarla? Una pregunta puede ayudarnos a ello: si nos llega un paquete
cerrado, sin remitente ni nada que nos permita inferir de qué se trata, ¿cómo
salimos de la duda respecto de su contenido? Obvio que abriéndolo. Pues en la
vida es igual, la incertidumbre se reduce e incluso se elimina una vez que
accionamos, que tratamos, que lo intentamos, ya que después de ello, se logre o
no lo deseado, la incertidumbre se vuelve certeza.
El no saber a ciencia cierta el resultado de
nuestras acciones nos obliga a ese esfuerzo extra que nos hace ir más allá de
nuestras limitaciones superándonos a nosotros mismos día a día hasta llegar a
ser el ser e excelencia que estamos llamados a ser, después de todo la vida
está llena de incertidumbre, la única manera de tener certezas es
¡intentándolo!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/uMbzT2ZtXic
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Palabra es Verdad -365 citas y reflexiones- Tomo 6”, desde www.rocefi.com.mx (Menú “Libros” Sección “e-book gratis”)
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