Constantemente escuchamos enunciados motivacionales que nos impelen a conseguir las metas que nos propongamos, esa motivación es igual que la leña que requiere el fuego para arder, lo interesante de esto es que tal motivación nos lleve a lograr nuestras metas, ya que de lo contrario habremos logrado metas ajenas.
¿Alguna
vez te has preguntado cómo le hacían los antiguos navegantes para orientarse y
llegar a buen puerto? La observación, la memoria y el registro así como el uso
de instrumentos fueron el soporte para ello en un mundo dónde no había GPS,
radares ni las formas actuales de orientación. Almanaques (tablas astronómicas
con posiciones planetarias), brújulas, astrolabios y azafeas (instrumento para
determinar las posiciones de las estrellas), nocturbios (instrumento para
determinar la hora durante la noche), sextantes astronómicos (usado para medir
las posiciones de las estrellas), y los mapas fueron algunos de los
instrumentos que ayudaban a orientarse en las largas travesías marítimas.
Ahora
imagínate contar con todo ese instrumental e incluso aplicar su uso correctamente,
pero al llegar darte cuenta que no era el sitio al que querías, sería realmente
frustrante, ¿verdad? Es por ello que en lo posible debemos estar seguros que lo
que estamos tratando de lograr son nuestras propias metas, e incluso aunque a
veces no lo estemos seguir caminando con los ojos bien abiertos a las señales
que, a manera de las estrellas en la antigüedad, puedan orientarnos hacia
nuestras metas.
Pero, ¿es que acaso puede uno estar siguiendo metas
ajenas en su vida? Tú mismo puedes contestar esta pregunta, pero antes déjame
decirte dos secretos: el primero es que para saber si lo que buscas es lo que
te hace sentirte autorrealizado tendrías que probar todos los caminos que
tienes ante ti, lo cual de inicio es casi imposible, pero peor aún, y este es
el segundo secreto, aunque llegaras a probar todas las opciones que tienes ante
ti y eligieras una, con el tiempo lo más probable es que cambiara tu meta por
la simple y sencilla razón que constantemente estás cambiando tú, lo cual
implica que tus pensamientos y tus sentimientos están cambiando.
¿Quiere decir esto que nunca sabemos si lo que
seguimos es nuestro camino? ¡Claro que podemos saberlo! Si ese andar te da
satisfacción, alegrías, logros, si a pesar de todo, los frutos compensan el
esfuerzo, si incluso aunque no obtengas los frutos deseados el solo andar el
camino te hace sentir que no cabes en ti, ese es el camino correcto. Pero, y
repito: pero, debes estar muy atento a las señales del camino para ver si tu
meta no ha cambiado de lugar.
Franz Schubert (1797-1828), ahora es un clásico de
la música. Se le denominó cuando niño como el prodigio de Viena. Tocaba el
violín cuando no era más alto que él, lo mismo que el piano y el órgano. Con
leer una vez una canción, tenía bastante para ponerla en música exquisita, que
parece de sueño y de capricho, y como si fuera un aire de colores. Escribió más
de quinientas melodías, a más de óperas, misas, sonatas, sinfonías y cuartetos.
Murió pobre a los treinta y un años.
¿Leíste lo último? Murió pobre. El éxito no le vino
en vida, al igual que muchos músicos y pintores de la antigüedad, la fama les
vino años después de muertos. Pero lo importante de esto es que ¡ellos no
dejaban de pintar o de componer!, eso era su vida, en ello encontraban tal
realización personal que parecía que todo lo demás, incluyendo las riquezas,
salían sobrando. Ese es el nivel de pasión que te dirá si vas por el camino
correcto. Pero no creas que el esfuerzo y la dedicación no tienen su
recompensa, también hay casos de éxito donde la pasión por el camino genera
frutos, como Alfred Nobel quien pudo dejar tal cantidad de dinero en su
testamento como para crear un fideicomiso que instituyera a finales del siglo XVII
los famosos Premios Nobel. Se calcula que su fortuna en el momento de su muerte
era de 33.000.000 coronas, de las que legó a su familia apenas 100.000 coronas.
El resto fue destinado a los premios Nobel.
¿Te das cuenta? La pasión por el camino es el mejor
indicativo de si sigues tus metas, si lo que persigues de inicio es fama o
fortuna ya estamos mal, ¿por qué?, pues simple y sencillamente porque algo
ajeno (fama y fortuna) actúa como una zanahoria que estarías siguiendo. En el
otro caso, cuando dentro de ti sientes ese volcán ardiente cada que avanzas en
tu camino te das cuenta que eres tú mismo quien guía tus pasos.
Pero no te preocupes, puede que ya estés siguiendo
tus metas, puede que aún no sientas esa pasión de la que hemos hablado, lo
importante es seguirlo intentando, es no detenerse, es continuar ya que no eres
tú quien encuentra el camino sino el camino quien te encuentra a ti, lo
importante en ese momento es que seas capaz de reconocerlo y que tengas la
capacidad, coraje y fortaleza de seguirlo, siendo en ese momento cuando te
harás dueño y señor de tu destino. Un último consejo.: establece bien tus
metas... no sea que al final veas que estuviste siguiendo metas ajenas.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/0Kdpi2vW9lM
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