La palabra liderazgo es
una palabra fascinante, seductora, atrayente. Todos quisieran ser líder pues
ello conlleva un reconocimiento social o comunitario, pero, así como el
liderazgo implica un reconocimiento, también lleva aparejadas grandes responsabilidades.
Cuando uno habla de
liderazgo no debe confundir ese término con la autoridad formal y jerárquica
que le da a una persona un puesto organizacional o institucional, el líder goza
de un reconocimiento en muchas ocasiones informal otorgado por las personas que
lo conocen y que le reconocen su quehacer, pero sobre todo su congruencia. Una
vez leí una reflexión entre las diferencias entre un jefe y un líder, entre las
muchas que se señalaban venía una que señalaba a que "el jefe empuja al
grupo, mientras que el líder va al frente".
Ser líder más que un
privilegio es una gran responsabilidad pues implica que el líder tiene
influencia sobre las decisiones y acciones de las personas, y por ende, sobre
sus vidas. En ese sentido podemos pensar también en la gran oportunidad que
tiene el líder de influir positivamente en la vida de las personas, una de
estas reflexiones es el papel que como tal juegan ambos actores.
Una de las principales
características valorativas del líder es precisamente su congruencia, una
congruencia entre lo que piensa, siente, dice y hace. Es así como el líder
siempre da ejemplo de lo que debe hacerse, no está por debajo de las
expectativas que él mismo genera, sino que demuestra la forma en que pueden conseguirse,
es por ello que un líder nunca busca que sus seguidores den lo que el mismo no
da. Al contrario, una máxima dice que el líder siempre da más que lo que espera
de sus seguidores, ¿y eso por qué? por la simple y sencilla razón de que, como
líder, va al frente del grupo en el camino hacia los logros de las metas y objetivos
y solo por eso, por ir al frente, siempre debe ir marcando la pauta de las acciones,
por lo que va unos pasos delante.
Pero
de la misma forma, y para que el grupo avance, el líder debe, como su misma
definición lo señala, motivar a sus seguidores a avanzar no solo en la consecución
de las metas sino en sus mismos proyectos de vida, es por ello que el líder lo
que sí espera y motiva de sus seguidores es que siempre den más de lo que son
en un momento dado, de otra forma no habría avance sino estancamiento.
Ahora
bien, y esta es la parte interesante, uno puede ser líder, de hecho, todos podemos
ser líderes, al menos de nuestra propia vida. Y es así que cuando se da ese
liderazgo personal, a veces ganado con esfuerzo, pero luego reconocido naturalmente,
que los demás podrán ver en cada uno de nosotros actitudes y valores que les
permitan avanzar en sus proyectos de vida.
Como
conclusión de ello podemos decir que el liderazgo no se acota ni se termina en
las cuestiones sociales, políticas o empresariales, sino que permea toda nuestra
vida haciéndonos ejemplos vivientes del mundo en que deseamos vivir y que con
nuestras acciones día a día construimos, en ese sentido recuerda: un líder
nunca exige de sus seguidores más de lo que él mismo da, pero si les exige más
de lo que ellos pueden dar.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
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