jueves, 25 de mayo de 2023

En la lucha nos es permitido tomar un descanso, ¡pero nunca claudicar de conseguir nuestras metas!


Se dice que por lo general el problema no es plantearse la meta, sino conseguirla. Esto se debe a que la meta puede deberse a cuestiones personales y profesionales y responder sea a necesidades o deseos de cada quien, pero en el caso de la consecución de las mismas, esto solo se logrará a través de estrategias, acciones y operaciones y en el largo camino es posible que llegue el momento en que uno se sienta cansado, ante esto tomarse un respiro es lo mejor.


Dos situaciones son las que dificultan ese avanzar en la consecución de las metas: la primera es que aunque se tengan contempladas acciones para la consecución de las metas, es posible que esas acciones no sean las correctas, lo cual implicará reorientarlas una vez que se determine que no nos ayudan para lograr la meta planteada, pero para entonces ya se le habrán destinado recursos.


La segunda situación se refiere a que la consecución de una meta, sobre todo cuando son metas importantes y trascendentes, generalmente lleva tiempo, tiempo en el cual se desarrollan las acciones y se van obteniendo resultados parciales.

 

De lo anterior es normal, lógico e incluso deseable (más delante explicaremos por qué de esto último) que uno se sienta cansado, abrumado o desilusionado al grado de querer claudicar en la búsqueda del logro de esa meta. Pero veamos las cosas desde otra perspectiva: Si las metas que realmente valen la pena pudieran ser obtenidas rápidamente y con un esfuerzo mínimo, no sucedería un milagro en nosotros mismos que es el de forjar nuestro carácter. Así como el trabajo rudo hace a la gente fuerte físicamente hablando, las vicisitudes que experimentemos en el camino hacia nuestras metas nos darán una fortaleza interna a toda prueba.

 

Anteriormente mencionamos que un estado anímico de desmotivación es una consecuencia normal y lógica y así hay que verlo. Nuestro cuerpo es muy sabio, si incluso una máquina necesita dejarse reposar so pena de que se descomponga, con más razón nuestro organismo. La consecución de una meta implica aplicación de recursos y la concentración de fuerzas de nuestra parte, esto genera un desgaste físico, pero más mental y emocional. De ahí que lo más normal para subsanar este desgaste sea que nuestro ser detenga el flujo de recursos para recuperase, y es ahí cuando, como se dice vulgarmente, nos venimos abajo.

 

También se mencionó (y ahora es el momento de aclararlo), que este estado anímico negativo es de alguna forma incluso deseable, ¿por qué decimos esto?, porque una situación como la planteada nos trae de vuelta a la realidad, nos muestra como las personas finitas y limitadas que somos y nos genera esa capacidad llamada empatía de llegar a comprender a quienes caen en la batalla diaria. En otras palabras, nos genera humildad personal.

 

Dicen que se aprende más de una caída que de una victoria, y así es, pero también se aprende más de un bajón anímico en el fragor de la lucha diaria que de avanzar constantemente a la meta sin detenernos. Estos bajones nos generan otras capacidades: como la de reflexión, introspección, incluso de valorización de quienes están a nuestro lado en esos momentos. Nos hace uno con los demás y nos permite compartir y compartirnos.

 

Por otra parte, el mundo actual, exigente y competitivo, nos ha vendido la idea de que no podemos detenernos por un momento en nuestra lucha diaria, y no es así, el querer responder a esa idea genera estados físicos y mentales negativos pues llevan a nuestro ser más allá de sus límites. Es como cuando se estudia toda la noche para un examen, el resultado no es igual que si ese estudio se hubiera espaciado en varios días o semanas permitiéndonos asimilar de una manera integral la información. Pretender llegar a la meta sin detenernos en ningún momento no es sano, normal ni lógico. Pretender que cuando venga ese bajón emocional se tirará todo por la borda, tampoco es sano, normal ni lógico.

 

Ahora bien, el tomarse ese descanso es riesgoso pues pasar del frenesí de la actividad al sosiego de la calma puede hacernos desistir de nuestra lucha. Lo que yo recomiendo es, sí, tomarse ese descanso, pero dedicarlo a dos grandes reflexiones: ver hacia atrás y ver hacia adelante.

 

Por ver hacia atrás, y para que el estado negativo anímico no termine por abatirnos, me refiero a hacer un recuento de los logros que hasta ese momento se han tenido. Es obvio que si se ha llegado a un estado de cansancio es porque se ha avanzado, poco o mucho pero se ha avanzado, ¿por qué no contar aquellos pequeños logros que en el andar se han obtenido en vez de contemplar lo que aún no se obtiene?

 

Por su parte ver hacia adelante se refiere a pensar y repensar las estrategias, acciones y operaciones que contemplamos deban realizarse para continuar luchando por nuestra meta. Esto es muy útil pues se tiene la información de lo logrado hasta ese momento, tanto de lo que ha resultado como de aquello que no ha tenido éxito. Con esto podemos ver lo que nos falta por hacer y evaluar las acciones futuras.

 

Cuando las fuerzas disminuyan, cuando la motivación decaiga, cuando el cansancio apriete, podemos detenernos un momento, ver lo que hasta ese entonces hemos logrado y repensar las acciones que en breve emprenderemos, después de todo en la lucha nos es permitido tomar un descanso, ¡pero nunca claudicar de conseguir nuestras metas!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/IUFMFjbK9YQ

 

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jueves, 18 de mayo de 2023

¿Ves todo lo que a veces has logrado sin proponértelo?, ¡ahora imagínate si te lo propusieras!




 Establecer un propósito, a parte que le da sentido a nuestras acciones, permite focalizar nuestros esfuerzos y nuestros recursos, es así que mientras más claro sea ese propósito más eficiente se volverán nuestras acciones en función de la

consecución de la meta trazada.

 

La vida constantemente nos da sorpresas, ¿cuántos casos conocemos de gente que realmente nunca pensó lograr las cosas que ahora han logrado?, por ejemplo cuando Davis creó a Garfield nunca pensó llegaría a tener tanto éxito, o el caso de J. K. Rowling, creadora de Harry Potter y quien comenzó escribiendo cuentos para que sus hijos durmieran por las noches.

 

Pero, ¿que no esos ejemplos nos dicen al contrario del tema de este artículo, que se pueden lograr cosas aún sin proponérnoslo? Al contrario, el tema de este artículo es ese: que puedes lograr cosas sin proponértelo, pero que cuando te lo propones serán mayores los logros. Los mismos ejemplos de David y Rowling nos dicen eso: su éxito inicial era no pensando, pero una vez que se tuvo el primer éxito vinieron una seria de acciones intencionadas que permitieron que "actualmente Garfield sea la tira con mayor difusión en Estados Unidos y en todo el mundo con más de 220 millones de lectores y publicada en más de 2,500 periódicos por todo el mundo" o que "desde el lanzamiento de la primera novela, Harry Potter y la piedra filosofal en 1997, la serie [de Rowling] logró una inmensa popularidad, críticas favorables y éxito comercial alrededor del mundo. Para diciembre de 2007, se habían vendido más de 400 millones de copias de los siete libros, los cuales han sido traducidos a más de 65 idiomas".

 

De ambos ejemplos, más otros que pudiéramos traer a colación podemos ver un hilo conductor: un enorme gusto por lo que se hace, un gusto que podemos bien llamar amor o pasión, acompañado de estrategia con dirección. Sin ir tan lejos, en nuestra propia vida, ¿no podemos mencionar diez cosas que logramos sin proponérnoslas y que ahora en retrospectiva nos parece casi asombroso eso?, yo creo que este ejercicio no nos arrojaría diez sino veinte, o treinta, ¡o cuarenta! 

 

Lo anterior es como si la vida a cada rato nos gritará en nuestra propia cara que podemos lograr cosas aún más grandes, solo es cuestión de proponérnoslo. Ahora bien, es imposible ni tampoco sería sano, pretender controlar todos los aspectos de nuestra vida para poder así darles un propósito, pero caray, no hablamos de todos los aspectos sino al menos de aquellas metas que consideremos relevantes y trascendentes para nosotros: estudio, trabajo, familia, son algunos de los temas sobre los que podemos concentrar nuestra intensión de propósito, no con un afán controlador, porque eso solo traería frustración, sino con un afán de ser nosotros quienes pongamos nuestra voluntad (espíritu, mente y cuerpo) en el carril del logro de nuestras metas.

 

Es en este punto donde debemos dejar clara la idea: las acciones que uno emprenda son para disfrutarse, cuando se disfruta el camino no hay propiamente un esfuerzo sino un disfrute en cada paso, por el contrario pretender lograr algo que ni nos gusta, ni nos llena, ni nos satisface solo traerá frustración. Ve lo que quieres lograr, aquello que despierta esa pasión, esa emoción, esa imaginación y ve por ello con propósito de acción, con rumbo de intención, y con alegría en el corazón.

 

Técnicas para esto hay muchas: poner papeles con frases de ánimo o motivación, fotos o imágenes con lo que uno quiere lograr, o un calendario límite ("a más  tardar en tal o cual fecha lograré esto") de acciones; lo importante es avanzar, sentir que cada día la meta se acerca aunque sea un poco, en caso contrario revisar las acciones y ¿por qué no? ajustarlas.

 

¿Sabes que es lo mejor de trabajar con intención de propósito? que te darás cuenta que la magia de tu esfuerzo creador se suma a la increíble magia universal de la vida donde tus logros deseados se suman a los regalos que sin proponértelos seguirás recibiendo pues solo avanza quien camina, y solo camina quien busca, y solo busca quien dentro de sí mismo trae la fuerza para ello. Así que ¿qué esperas?, ve por tu vida, después de toso, ¿ves todo lo que a veces has logrado sin proponértelo?, ¡ahora imagínate si te lo propusieras!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

 

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/_uPSjSNOuq4

 

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jueves, 11 de mayo de 2023

Los obstáculos solo existen para demostrarte que no tienes límites


 

¿Cuántas veces en nuestra vida nos hemos enfrentado a obstáculos que parecen prácticamente inalcanzables solo para vernos después conquistándolos?, peor aún, ¿qué hubiera pasado si a la primera de cambio hubiéramos dejado de intentarlo?

 

Si los obstáculos fueran razón para desistir de algo, ¿qué sería de la vida?, ¿qué hubiera sido de la historia? El maestro de Beethoven lo declaró en su momento un caso perdido como compositor; el maestro de Enrico Caruso, uno de los más grandes cantantes de ópera, decía que no tenía voz y que no sabía cantar; los maestros de Charles Darwin lo consideraban un chico ordinario por debajo del promedio intelectual; el editor de un periódico despidió a Walt Disney, cuando apenas empezaba su carrera, por falta de ideas. Los maestros de Thomas Edison decían que era demasiado estúpido para aprender cualquier cosa; el maestro de Albert Einstein lo describió en su momento como mentalmente lento, insociable y con sueños absurdos, de hecho en 1905 la Universidad de Berno le rechazó una disertación doctoral por considerarla irrelevante e irreal; del gran escultor Rodín se decía que era el peor alumno de la escuela, de hecho los “expertos” rechazaron tres veces su solicitud de admisión a la escuela de arte; a León Tolstoí, autor de “La Guerra y la Paz”, lo obligaron a abandonar la escuela ya que los “eruditos” lo consideraban completamente incapaz de aprender.

 

Los obstáculos existen, son reales, lo único que no es real es la percepción que de ellos tenemos, esa es subjetiva y está en función de nosotros mismos. Pensemos en esto: un obstáculo se define como tal solo y cuando creemos que requeriremos de una gran reserva de fuerzas para conquistarlo. Para ninguno de nosotros, ya jóvenes y adultos, una escalera se vuelve un obstáculo, pero ¿qué tal para un niño de uno o dos años?, es algo prácticamente insalvable. ¿Qué quiere decir eso?, que la definición de nuestra personalidad va a estar en la vida en función de lo que consideremos realmente un obstáculo.

 

Es un hecho que conforme crecemos lo que considerábamos obstáculos dejan de serlo y los retos que nos planteamos se convierten cada vez en más ambiciosos, así es la vida, y la manera en que enfrentemos esto es la que definirá el carácter en nuestra personalidad.

 

Cuando hablamos de obstáculos hablamos de una relación fuerzas-retos, pero más interesante aún, la percepción que de ello tenemos. El obstáculo podrá seguir existiendo, eso no lo podemos cambiar, lo que sí podemos cambiar es la percepción que de él tenemos, lo cual nos pondrá en un uso eficiente de nuestros recursos. ¿Qué quiere decir esto?, simplemente que nuestra mente puede trabajar a nuestro favor o en contra nuestra. Yo creo que todos tenemos en mente actitudes propias o de conocidos ante problemas: cuando pesimistamente se dan por vencidos es mucho más difícil conquistar los retos que cuando se muestra una actitud de lucha y optimismo.

 

Hay un ejercicio que me gusta efectuar: se le pide a un grupo de gente que trabaje dos columnas, en una columna escriben los tres más grandes obstáculos que creían insalvables en su vida, y en la otra escriben el por qué los consideraban insalvables (se les pide que sean muy explícitos en este punto), y una vez que han hecho esto se les pide que lo lean en silencio y luego se les hace la pregunta "¿qué pasó?, por lo visto tenías el problema muy bien analizado y creías no lo conquistarías, entonces ¿qué paso?". La conclusión es sencilla: la percepción de cada uno era la que hacía ver esos obstáculos tan enormes que parecían que serían ellos los que triunfarían.

 

Cuando uno conquista un obstáculo, en realidad se conquista a sí mismo, a sus miedos, a sus mediocridades, a su corta visión; cada obstáculo conquistado por la tenacidad, el valor y el coraje nos permite crecen como personas interior y exteriormente, nos da más recursos y herramientas para nuestra vida y nos permite una visión de nosotros mismos, de los demás y del mundo que nos rodea más amplia, profunda y trascendente. Es así como los obstáculos solo existen para demostrarte que no tienes límites.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/YNBk7mb93KY

 

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miércoles, 3 de mayo de 2023

Lucha por tus sueños, sino otro los conquistará


El término de liderazgo hace referencia a la capacidad que se tiene para influir en los demás de tal forma que los esfuerzos se encaucen hacia la consecución de un fin común, pero existe otra definición de liderazgo que al menos yo utilizo en mis cursos y conferencias y que es la del liderazgo personal, y esa es la capacidad que tiene cada quien de decidir por sí mismo respecto de su propia vida.

 

En un mundo donde se han ido conquistando cada vez más libertades, hablar de liderazgo personal suene redundante, después de todo, ¿quién más va a decidir por uno respecto de nuestra propia vida?, pero la cuestión no es tan sencilla. El liderazgo está relacionado íntimamente con la voluntad, y la voluntad con el carácter. Aunque uno tiene una pre-personalidad con la que se nace, ésta se va forjando a lo largo de la vida, y con nuestras acciones y decisiones va madurando, creando nuestro carácter y nuestra voluntad, siendo que estos dos nos facultan a tomar las decisiones de nuestra vida.

 

Quien decide es siempre el líder, así que, ¿quién es el líder en tu vida? Piensa esto, mientras más factores externos sean los que inciden en tus decisiones, menos dueño de las mismas eres y por lo tanto menos líder de tu propia existencia.

 

En una ocasión le pedí a un grupo de ejecutivos que hiciera una lista con las tres principales motivaciones para realizar su trabajo, ¡todas resultaron ser factores externos a ellos! Las metas de la empresa, el dinero y los bonos, el temor al despido, etc., ¡todos son factores externos!, ¿y qué significa esto?, que si en tu vida los principales factores que inciden en las decisiones son externos entonces son otros los que tienen las riendas de tu vida, son otros los que deciden por ti, y son otros los que están viviendo tu vida.

 

Seamos prácticos, tenemos necesidades, tenemos obligaciones, siempre habrá factores externos que nos empujen en tal o cual dirección, eso es innegable, pero en medio de eso debemos luchar porque nuestras motivaciones personales de logro y superación, nuestros sueños pues, ocupen sitios prioritarios para compensar en cierta forma esa presión externa y luchar por liderar nuestra vida.

 

Una frase que repito en mis conferencias es que la vida no es algo que se nos da cuando se nace, sino algo que debemos de ganarnos día a día con el fragor de la batalla cotidiana.

 

¿Qué tienes que trabajar en tal o cual cosa pero te gusta pintar, bailar, escribir o lo que sea y a veces no se compagina esto? Pues tienes dos opciones: o te haces profesional en aquello que te gusta para compaginar tus sueños con tu profesión, o buscas las formas y los espacios día con día para cuidar y abonar tus sueños.

 

¡Ah!, hay una tercera opción, buscar en las mismas obligaciones diarias que tienes las motivaciones personales para cumplirlas. Por ejemplo, en el ejemplo de los ejecutivos dado al inicio, después de una serie de ejercicios y reflexiones, pudieron encontrar motivaciones personales que compaginaran con su trabajo, como el de superarse constantemente o explotar su creatividad como parte del mismo.

 

¿Por dónde empezar? Primero, para las tres áreas principales de tu vida (escuela, trabajo, familia, amigos, novia, etc.) pon debajo de cada una los tres principales factores que te hacen actuar en cada una de esas áreas; segundo, revisa esos factores y si el enfoque es externo y reactivo (por ejemplo: "necesidad de aceptación"), trata de re-redactarlo de manera personal y activa (mismo ejemplo:  deseo de compartir con los demás mi vida y mi experiencia"); por último en tercer lugar, haz una lista de tus tres principales sueños que son solo tuyos y que no caben en ningún área común de tu vida y comprométete a dedicarles cada día al menos cinco minuto en buscarlos y realizarlos.

 

El liderazgo personal es verte y hacerte dueño de tu propia vida: piensa por ti, siente por ti, vive por ti, y cuando estés un paso adelante de alguien más, voltea y tiéndele la mano para que, como líder de tu propia vida, puedas darle a otra persona el liderazgo de la suya, pues no hay mejor regalo que puedas darle a alguien que el de la libertad, y solo quien es dueño de sí mismo a través del liderazgo personal puede pensarse, sentirse y vivirse libre.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/AI9z8McpfLw

 

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