Nuestro
mundo se ha vuelto mucho muy práctico, todo lo queremos rápido y concreto,
aunque no estoy de acuerdo con esa tendencia pues soy un convencido que muchas
de las cosas valiosas de la vida requieren de tiempo, quisiera resumir la
filosofía de los artículos que comparto en el título de éste referido al
pensar, sentir y vivir.
Pensar,
sentir y vivir son las tres facetas del ser humano que no podemos descuidar ya
que somos lo mismo ideas, sentimientos y trascendencia. Si vamos por la vida
siendo pura razón nos volveremos unos desalmados, si vamos por la vida siendo
puro sentimiento fácilmente los demás se aprovecharan de uno, y si vamos por la
vida sin ver más allá del momento actual prácticamente estaremos muertos en
vida. Para vivir plenamente se requiere lo mismo el pensar, el sentir y el
vivir.
Ahora
bien, quiero cambiar un poco las cosas. Generalmente asociamos el pensar con la
mente, la cabeza, nuestro cerebro. Quiero proponerte que pienses con el corazón,
así es: con el corazón. Que dotes a tus sentimientos de razones, que no sientas
nomás por sentir sino que tus sentimientos tengan un fundamento sólido para
ellos. ¿Cómo puede hacerse eso? Sencillo: de lo que sientas siempre preguntante
del porqué de ello. Todo sentimiento tiene una causa, objetiva o subjetiva,
externa o interna, es cuestión de que seas capaz de identificar esa causa para
comenzar a dotar a tus sentimientos de razones y así pensar con el corazón.
Sentir con la mente va en el mismo sentido.
Generalmente asociamos el sentir con el corazón, aquí te propongo que sientas
pero con la mente, es decir, que dotes de sentimientos, sensaciones, emociones
a tus razones. ¿Cómo se logra esto? Sencillo: tus ideas velas en un contexto
emocional relacionado con preguntarte ¿para qué? Así es: todas tus ideas buscan
algo y ese algo no solo es razón sino también emoción, así la idea de darle
sentimientos a tu mente es que puedas ubicar el para qué de tus ideas en el
contexto de la emotividad que las mismas arrojan en ti.
Por último el vivir con todo tu ser conjunta los dos
elementos anteriores con un sentido de trascendencia. Piensas con el corazón,
sientes con la mente, pero ambos aspectos de ti los conjuntas para darle
sentido a tu existencia, no solo somos un por qué y un para qué sino también un
trascender y eso es cuando le hayas un sentido a tu vida que va más allá del
momento, incluso que excede una visión
de mediano o largo plazo. ¿Y cómo se logra esto? Sencillo: imagínate ya mayor
de edad, anciano, voltea atrás y ve tus sentimientos y tus pensamientos, ¿cómo
te gustaría, desde esa perspectiva, verlos? ¿Cómo te gustaría pensarte y sentirte
en ese momento respecto de tu vida? ¿Qué luces ese momento futuro puede arrojar
a la forma en que estás viviendo ahorita? Esas preguntas te sitúan en una
totalidad de tu ser, con todos tus sentimientos y todos tus pensamientos, y te
permiten verlo en un contexto más amplio que es toda tu vida.
La vida no es solo ideas, tampoco es sólo emociones,
se requieren de ambas para vivir y se enriquecen ambas cuando son vistas desde
puntos donde raramente las consideramos, por eso te doy tres consejos: piensa
con el corazón, siente con la mente y vive con todo tú ser
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/9XxsLn3SibQ
También puede descargarse gratis el libro “Primero
lo natural, luego lo espiritual -Leyes mosaicas: Sombras de lo venidero –
Volumen 3”, desde www.rocefi.com.mx (Menú
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