Si
observamos el mundo con detenimiento podremos ver cómo es que, a pesar de todo
lo que aún nos falta por hacer, hay muchas áreas de la vida humana que han sido
mejoradas por la acción de las personas a lo largo de nuestra historia,
personas que en su momento buscaron mejores formas de ser, hacer y vivir. Esa
fuerza, esa energía y esa visión es algo que todos traemos y que nos permite
mejorarnos a nosotros mismos y por ende mejorar nuestro mundo.
En
ocasiones surgen interesantes reflexiones simplemente al observar, ¿observar
qué cosa?, lo que sea: el mundo, la sociedad, la naturaleza, nosotros mismos.
Por ejemplo, observemos nuestro cuerpo. Un hecho interesante del mismo es que
un hueso fracturado, una vez que sana, es más fuerte en el lugar donde sufrió
la fractura que en el resto. Esto se debe a que el proceso de reparación del
hueso lo refuerza redundantemente en la zona afectada para garantizar su funcionalidad.
Una
vez observado eso, que es un mero hecho biológico, podemos traer la reflexión a
nuestra vida. ¿Cuántas veces no hemos oído el dicho “lo que no te mata, te hace
más fuerte?”, o para no ir tan lejos, ¿cuántos de nosotros conocemos alguna historia
desgarradora donde su protagonista señala que tal o cual experiencia lo hizo
más fuerte?
Es
así como podemos ver el símil entre ambas observaciones: un evento que nos
impacta por razones obvias genera en nosotros una capacidad reactiva que no
solo nos permite adaptarnos al hecho sino superarlo, saliendo así fortalecidos
de la experiencia por más fuerte que ésta sea.
Ahora
bien, cuándo se habla de salir fortalecidos de tal o cual evento adverso no
quiere decir salir duros, ásperos, rígidos, sino a salir mejores, más fuertes
porque contamos con herramientas de vida para enfrentar situaciones adversas,
más fuertes porque no solo hemos aprendido a vivir en este mundo sino a
conocernos y mejorarnos como personas, más fuertes porque hemos desarrollado
capacidades que nunca hubiéramos tenido si no nos hubiéramos enfrentado a esas
pruebas.
Esa
fortaleza luego entonces alude a nuestra propia humanidad y todo lo positivo
que de ella emana: empatía, humildad, carácter, fuerza, optimismo, valor. Es
una experiencia culmen que nos permite ir más allá de nuestras propias fuerzas
solo para hacernos ver que somos más fuertes de lo que pensamos y que nos lleva
en ocasiones más allá de nuestros propios límite solo para mostrarnos lo
ilimitados que somos.
Piensa
en un momento, un evento o una situación fuerte de tu vida que creíste nunca
poder superar, ahora date cuenta de lo bueno que lograste sacar de esa
situación, por lo menos el darte cuenta que el mundo no se acaba, que la vida
sigue y que tú tienes la capacidad de seguir adelante.
La
vida es dura, es difícil, es ardua, pero es precisamente eso lo que nos permite
fortalecernos y mejorarnos, de la misma forma esa mejora repercute necesaria y
forzosamente en el mundo en que vivimos, así que aprovechemos cada momento no
tanto para ver hasta donde hemos llegado sino hasta donde podemos llegar,
después de todo recuerda que la fuerza que te hace levantar de cada caída, es
la misma que logra hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este artículo
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