viernes, 26 de agosto de 2016

Sueña. No mucho para que no pierdas tu tiempo, ni tan poco que olvides para que estás realmente aquí


Una de las máximas de la motivación, el liderazgo y el emprendedurismo es precisamente el impelerte a soñar, pero el soñar tiene un límite y ese límite es cuando la acción debe tener lugar para hacer lo que has soñado realidad.

Sin duda alguna que el soñar (y no en su acepción onírica sino en la de idear nuevas situaciones existenciales) es necesario para establecer nuevas formas de ser y hacer y conseguir cambios en nuestra vida. Ese soñar es precisamente el que nos permite vislumbrar nuevas formas de ser, hacer y tener que nos cambian, nos fortalecen, nos definen.

Visto de esta forma, el soñar refleja lo mejor de nosotros, no solo en lo que somos sino más en lo que podemos ser. Uno sueña cuando siente que merece aspirar a algo mejor. Un mejor trabajo, una mejor relación, una mejor vida. El soñar es la respuesta que resume ese “sí se puede” cuando viendo al horizonte de nuestra vida podemos percibir nuevos y mejores estados de desarrollo.

Ese soñar, que implica las metas y objetivos que establezcamos, requiere de la misma forma de la acción para llevar esos sueños a una realidad concreta. Esto lo comento por que seguro estoy que todos conocemos (e incluso todos alguna vez hemos caído en esto) a personas que tiene muchos sueños pero pocas acciones.

El soñar nos dice el qué, incluso tal vez el cómo, pero son las acciones que irán haciendo realidad esa cómo y por ende y como resultado de ello ese qué. Tanto uno como otro son necesarios para poder tener una vida completa y plena pues uno, el soñar, nos habla de lo que podemos ser, mientras que el hacer nos lleva ahí.

En el otro extremo está la gente que se autodefine como realista y que, según sus propias palabras, no “pierde el tiempo soñando” sino que se la pasa haciendo. El problema aquí es que ante esa necesaria reflexión personal que no se da llegará el punto donde ese hacer ya no sea nuestro sino de los demás o forzado por las situaciones y condiciones ajenas a nosotros.

Cuando uno hace, logra; pero cuando uno sueña, vuela. El vuelo nos dice a dónde, el lograr nos lleva ahí. No se trata de pasarnos toda la vida soñando, eso sería de igual forma desperdiciarla, pero tampoco se trata de hacer por hacer sin ningún significado trascendental en lo que nosotros mismos somos.

 Si sueñas es señal de que estás llamado a mejores formas de ser, hacer y tener. Una vez soñado lo que debes hacer es levantarte y poner manos a la obra, así que no lo olvides: Sueña. No mucho para que no pierdas tu tiempo, ni tan poco que olvides para que estás realmente aquí


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/FOWmi62j_ZY


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viernes, 19 de agosto de 2016

Vive tu vida de tal forma que para convencer, en vez de discutir, solo tengas que mostrar lo que has hecho


La argumentación de ideas sin duda es un excelente ejercicio tanto para dilucidar la verdad como para avanzar en ella, pero cuando se trata de convencer de lo que somos ¿qué crees pese más: lo que uno diga o lo que uno muestre y demuestre?

No sé si te ha tocado una discusión deportiva, sobre todo cuando entre amigos se está viendo un partido donde los reunidos tienen diferentes equipos a los que le van. Ganen o pierdan sus equipos siempre entrarán en discusión tratando de demostrar que lo mismo uno que otro tienen razón en sus apreciaciones.

Algo así pasa con las personas que quieren convencer a los demás sobre lo que ellas son: dicen y dicen y dicen pero, al igual que la discusión anterior que todo se reduce al marcador, el peso no está en lo que se dice sino en lo que se muestra y demuestra.

¿A qué viene esto? Te lo explico, pero antes déjame comentarte un ejercicio que manejo en mis talleres de liderazgo, emprendedursmo y motivación.

En esos talleres les pido (y ahora de igual forma te lo pido a ti), que en una columna pongas aquellas cosas que te definen como persona, refiriéndonos a esta definición a aspectos relacionados con ideas, principios y valores.

Palabras como honestos, congruente, valiente, patriota, comprometido, etc. surgen de este ejercicio, pero el mismo no termina ahí, el siguiente paso es que en otra columna, relacionando cada palabra que escribiste y que te definía, hablando de ideas, principios y valores, pongas ahora hechos que demuestren sin necesidad de palabrería eso que dices te define.

Este ejercicio no es para mostrar luego los resultados sino que es eminentemente personal y busca evidenciarte ante ti mismo que lo que dices ser si no va acompañado de eventos contundentes que hablen por ti solo queda en palabrería.

Pero de igual forma esto no termina ahí pues lo importante es que de la reflexión venga la acción y que señales que hechos quisieras escribir en tu futuro para que fueran ellos los que hablaran de lo que tú dices ser.

La cuestión aquí radica vivir con congruencia y entender que lo que uno piensa y siente no es visto por lo demás, solo lo que uno hace, en este sentido vive tu vida de tal forma que para convencer, en vez de discutir, solo tengas que mostrar lo que has hecho.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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viernes, 12 de agosto de 2016

En cuanto a sueños, luchar no es tanto cuestión de fuerza sino más bien de constancia y tenacidad


En nuestro mundo actual de “los pasos hacia” vemos y esperamos recetas para casi todo lo que hacemos, lo mismo laboral que personal, esas recetas funcionan en algunos casos, pero quienes las hemos seguido sabemos que no son infalibles y que nada garantiza el éxito en algo que persigamos por lo que el no darse por vencido debe ser siempre la receta básica sobre la que se construyan las demás.

En un taller de liderazgo de grupos les pregunte a los equipos formados que cada uno expusiera un método para lograr lo que uno se proponga. Todos dieron procedimientos parecidos, aunque con leves diferencias. Algunos nos hablaron de X cantidad de pasos para esto, otros con un diagrama de flujo nos vendieron la idea del procedimiento para, otros más a manera de slogans o sugerencias nos decían que hacer.

“Todo está bien –les dije-, pero a todos les falta algo”. Ante la pregunta de qué si qué era lo que faltaba les aclaré que faltaba el paso, diagrama o slogan que precisamente hiciera funcionar lo que nos habían presentado, y que ese paso, diagrama o slogan era precisamente el de la constancia y tenacidad.

Todas las recetas que puedas conseguir para lograr algo, sea en tu vida personal o profesional, necesariamente deberán hacer énfasis (y si no tú debes tenerlo en mente) de que en ocasiones hay que repetir, repetir y repetir los pasos, métodos o sugerencias dadas (eso sí: con algunas leves diferencias) para poder conseguir lo que uno se ha establecido.

Pudiera parecer obvio y evidente esto pero quiero que veas que los equipos mencionados inicialmente no lo habían considerado, y por experiencia propia conduciendo talleres como el mencionado si de algo me doy cuenta es de que la gente está dispuesta a intentar los métodos, pasos y sugerencias que se le den para lograr algo pero de la misma forma están dispuestas a dejar todo cuando las cosas no funcionan.

Recuerdo cuando joven que se nos enseñaba programación para computadoras, teníamos que diseñar un flujo de las operaciones para que a A siguiera B luego C y así sucesivamente pero en partes donde se requería se realizara una acción si esta acción no se realizaba el paso D, F, G o el que fuera regresaba a A para iniciar de nuevo el ciclo.

Pues bien, algo así es lo que te estoy proponiendo y que puede resumirse en que tu plan principal debe llamarse constancia y tenacidad y que sobre ese debes construir todos los demás pasos, métodos o sugerencias que quieras para poder lograr lo que te propones.

La constancia y tenacidad no son ingredientes o pasos adicionales que formen parte de tu proyecto, es la base misma sobre la cual debe sustentarse este para poder lograr y estar en posibilidad de avanzar en pos de tus sueños.


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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viernes, 5 de agosto de 2016

¿Hasta cuándo detener tu andar? Sencillo: hasta alcanzar el horizonte


Todos tenemos metas, sueños y objetivos en nuestra vida, algunos son de gran alcance, implican mucho tiempo y esfuerzo alcanzarlos, otros son parte de la misma cotidianeidad y casi casi se van cumpliendo solos, independientemente de eso el liderazgo, emprendedurismo y motivación entraña una paradoja relativa a un inconformismo permanente que nos impele a ser más y mejores.

Piensa en lo que hasta ahorita sea la mayor meta, sueño u objetivo que tengas en tu vida. Tómate el tiempo que creas necesario, no hay prisa en esto. Piensa bien de entre todas las cosas que te has propuesto cuál sería aquella que pudieras considerar como la de mayor relevancia para tu vida. ¿Listo? Muy bien. Ahora te pregunto ¿qué harías después de que lograras esa meta, sueño u objetivo?

Generalmente lo que tenemos en mente como sueño, meta u objetivo no nos permite pensar más allá de la misma, sobre todo si esa meta, sueño u objetivo es algo de relevancia considerable para nuestra vida. Es como una gran montaña que hemos comenzado a escalar y que por su volumen nos impide ver más allá. Pero ¿qué pasa una vez que hemos llegado a la cima de la montaña? Pues que somos capaces de ver otras montañas que ascender.

De igual forma las metas, sueños y objetivos que nos planteemos no nos permiten ver otras metas, sueños y objetivos que podemos alcanzar pero que por la misma dinámica que estamos viviendo no las consideramos en nuestro horizonte.

Esta reflexión está dada con la simple intención de hacernos ver que realmente en nuestra vida no tenemos un fin último, por así decirlo, después del cual ya no exista nada que queramos lograr.

Una de las características del liderazgo, que plantea una paradoja con el buen ánimo que debe embargarnos cuando nos encauzamos en él, es que constantemente tenemos una insatisfacción, por decirlo en cierta forma, que nos impele a tratar de ser más y mejores.

El liderazgo, emprendedurismo y motivación implican que siempre vamos a tratar de mejorarnos a nosotros mismos, si en eso podemos tener más que bueno, si en eso logramos ser más de lo que somos que más que mejor, pero siempre estaremos viendo en nosotros, en lo que somos y en lo que hacemos, esas áreas de oportunidad que nos permitan ir más allá de lo que ahorita somos y tenemos mientras podamos, mientras queramos.

El liderazgo, el emprendedurismo y la motivación no son un fin en sí mismo sino un camino que recorremos y que no tiene fin pero que por lo mismo nunca deja de sorprendernos, nunca nos aburre, nunca nos sentimos defraudados, así que no lo olvides ¿hasta cuándo detener tu andar? Sencillo: hasta alcanzar el horizonte


Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación • I+D+i • Consultoría
Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/PcsVZoldxKM


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