miércoles, 22 de octubre de 2025

Un líder ve una meta, no como el final del camino, sino como el inicio de otro


 Muchas son las características que definen a un líder, una de estas es precisamente el que nunca considera la conquista de una meta como el final del camino pues sabe que por delante le quedan más batallas que ganar.

 

Si pudieras señalar cuál ha sido hasta la fecha el mayor logro que has tenido en tu vida, ¿cuál sería ese? Ahora bien, si te preguntara qué tuviste que hacer antes para lograr eso, ¿cuál sería tu respuesta? Y si todavía más aún te preguntara qué tuviste que hacer para lograr eso que fue requisito para luego lograr tu meta ¿qué responderías?, ¿ves el patrón?

 

Todo logro que hayas obtenido en la vida hasta hoy, sea éste grande o pequeño, depende a la vez de otras metas que has ido logrando y que como peldaños de escaleras te han ido conduciendo a conquistas cada vez mayores; luego entonces, el mayor logro que a la fecha puedas señalar en tu vida puede verse como un peldaño para algo más que estás por conseguir, ya que la vida sigue y con ello las batallas cotidianas por ser mejor.

 

En una ocasión en un taller de liderazgo les propuse el siguiente ejercicio. Les pedí señalar qué meta, logro o conquista necesitarían se diera en su vida para ya no hacer ni intentar absolutamente nada. Como nadie contestaba comencé a proponer “¿sacarte millones en la lotería?”, la respuesta era que no pues con esos millones podrían hacer todavía muchas cosas más, “¿sacar a tus hijos adelante?” respuesta negativa también ya que vendrían los nietos y si no al menos la vida de uno seguía, “¿jubilarte?” tampoco ya que muchos tenían planes para cuando tuvieran mayor cantidad de tiempo a su disposición.

 

Es así como quedó claro que realmente no hay un destino en la vida que podamos llamar meta. Una meta, al menos en el argot de los deportes, es un punto al cual se llega y listo. Ya no hay nada más después de él. Quien lo cruza o llega primero gana, el resto quedan en lugares subsecuentes, pero la competencia termina, no hay una continuación, ni más metas.

 

En la vida no es así, lo que consideramos metas, tal como señalé antes, pueden verse más bien como fases de un andar que como destinos finales. Cada meta nos capacita y nos habilita para logros mayores y nos da mayores alcances de miras para establecer esos logros por venir.

 

Considero que esa es una característica del liderazgo, ya que quién lo detenta está en una permanente lucha consigo mismo para mejorarse constantemente, luego entonces nunca puede decir que ese proceso ah concluido pues siempre encontrará áreas de mejora que trabajar, trabajo que en muchas ocasiones tienen su referente en el logro de lo que llamamos, con todas las limitaciones que la palabra tiene, metas

 

Sé que tendrás una meta de la cual sentirte orgulloso, pero de la misma forma sé que si te preguntas seriamente “¿qué es lo que sigue?” Encontrarás muchas otras metas cuyos caminos a ellas se han abierto una vez que lograste la meta actual de la que te sientes orgulloso. Así que a la respuesta que siga a la pregunta “¿qué es lo que sigue?” conviene prestarle mucha atención pues es la señal de los caminos que esperan tu andar.

 

El principal liderazgo que puede cultivar uno es el personal, con eso puedes luego replicar un liderazgo grupal, comunitario, social. Y en ese liderazgo personal tener presente que no hay destinos propiamente dichos en la vida, sino más bien estaciones de paso, después de todo un líder ve una meta, no como el final del camino, sino como el inicio de otro.

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

www.rocefi.com.mx

                                                    

 

Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/EOuEQq4M2c8

 

 

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jueves, 16 de octubre de 2025

Si los cambios se van a dar contigo o sin ti, ¿por qué mejor no participar en ellos?


 La vida tiene tal dinamismo que prácticamente no hay nada que pueda semejársele, pudiéramos tratar de semejarla a un mar donde las olas van y vienen y nunca está en calma, pero aún con esta imagen nuestro símil se quedaría corto. Ante este escenario, y dado que no podemos hacer nada para impedirlo, las opciones que tenemos es participar o no de los cambios que la vida conlleva.

 

Muchos ejemplos de la vida nos remiten a la idea del cambio y de un cambio donde podemos ser partícipes o no. En una ocasión hablando de elecciones políticas, un amigo mío se negaba a participar pues estaba bastante decepcionado de los gobiernos en turno. Una vez que pasaron las elecciones se seguía quejando del gobierno a lo que le comenté que él tuvo en sus manos, con su voto, cambiar las cosas, pero que optó por dejar ser, por decirlo en cierta forma, lo que ahorita era.

 

Igual si no te gusta ese ejemplo podemos pensar en muchos más: un amanecer, la edad, los amigos que vienen y van, el dinero, la salud, etc., lo que quieras, cualquier cosa en la que pienses sea de tu ámbito personal, familiar, profesional o social o de tu aspecto físico, mental, emocional o espiritual, lo veras sometido al constante cambio.

 

Ese cambio forma parte de la vida misma, ya que si te fijas, mientras menos cambios tienen algo es señal que no está vivo. Piensa en una piedra. Pueden pasar décadas y casi no cambiar. Está muerta. Pero algo vivo no, la vida imprime una característica de dinamismo realmente avasallante si pensamos en ello. Así que en ese tenor de ideas es realmente imposible que puedas detener los cambios que la misma vida tiene.

 

Ahora bien, si no puede detener esos cambios lo que sí puedes hacer es ser parte de ello, a veces originándolos y otras veces simplemente participando en la dinámica misma. Esto es muy importante ya que a veces solo puedes participar de los cambios, no ser quien los origine, otras veces, sobre todo cuando las circunstancias dependen de ti, sí podrás originar los cambios, pero en todas las ocasiones lo que siempre podrás hacer es participar de ellos e imprimir tu sello personal en los mismos.

 

Este imprimir tu sello personal quiere decir sacar algo bueno de ellos y poner algo bueno de ti en ellos, quiere decir aprender y madurar en los mismos y prepararte para lo que viene, quiere decir usarlos antes que ellos te usen y decidir en la medida de lo posible la manera en que permitirás incidan esos cambios en tu proyecto de vida.

 

En este momento mismo cambios se están dando en ti y alrededor tuyo, cambios que solo requieren que exijas tu parte en ellos para que comiences a incidir en los mismos y para que de una forma decisiva comiences a reclamar el control y dirección que puedas imprimir en tu vida a pesar de los cambios.

 

Piensa en todos los cambios que desde que tienes memoria se han dado en tu vida, ahora imagínate todos los cambios que aún te esperan en este camino que llamamos vida, si los cambios se van a dar contigo o sin ti, ¿por qué mejor no participar en ellos?

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/8TTrAaLTC54

 

 

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miércoles, 8 de octubre de 2025

Recuerda: ecuanimidad en las caídas y ecuanimidad en los triunfos


 

El tren que hemos abordado y que nos lleva camino hacia la excelencia pasa por muchas estaciones, algunas, que son los triunfos que experimentamos, son en extremo agradables, otras, que son los fracasos que experimentamos, son por el contario desagradables, podemos bajarnos del tren, recorrerlas, gozarlas o sufrirlas, pero no quedarnos en ellas pues nuestro destino está más allá.

 

Vamos iniciando este tema con un pequeño ejercicio. Piensa en una situación de euforia relacionada con algún evento que te trajo mucho gozo y felicidad por algún logro que obtuviste, ahora piensa en un evento completamente opuesto donde lo que prevalecía era un ánimo de tristeza y depresión por alguna derrota experimentada. Te pregunto ¿dónde quedaron esos sentimientos tan fuertes que en su momento experimentaste? Así es: simplemente se han ido.

 

Los sentimientos que experimentamos son como olas que rompen en la playa de nuestra vida, algunas veces esas olas son limpias, frescas y cristalinas y otras son aguas sucias, turbias y enrarecidas. En muchas ocasiones no podemos controlar eso, pero sí podemos no aferrarnos a ello como para tratar de definir nuestra vida con base en un momento específico de la misma.

 

¿Has tratado alguna vez de aferrarte a una ola? Es imposible, ¿verdad? El símil anterior de los sentimientos que como olas golpean la playa de nuestra vida nos lleva a concluir que, al igual que la ola real que tratamos de apresar, estos deben ser dejados para que completen su ciclo, se retiren y nos permitan seguir avanzando en el nuestro camino.

 

Ahorita que lees esto estarás de acuerdo conmigo en ello, pero sabemos que tarde que temprano llegará una ola de sentimientos, positivos o negativos, con la que sentirás que casi casi eres tragado por ese océano inmenso que está ante tu mirada. Ecuanimidad. No podemos controlar nuestra vida para cuidar estos aspectos que llegan a ella, pero no importa ya que la cuestión no es controlarlos sino vivirlos y seguir adelante.

 

Los triunfos y fracasos forman parte de tu camino, son como las pisadas que te van desarrollando como persona, pero los mismos no son el destino de tu viaje, solo son una estación en ese recorrido. Los grandes éxitos que obtengas en la vida, esos logros que desborden tu corazón de alegría, deben ser disfrutados, eso sí, pero nunca con el espíritu de hacerte perder el piso. De la misma forma las derrotas que experimentes, con los sentimientos negativos que llevan aparejado, no debe llevarte a tirar todo por la borda con la finalidad de entregarte a una autocompasión por lo sufrido.

 

Toma con serenidad ambos puntos y en el medio de los mismos podrás encontrarte con tu propia persona. Esa persona no es esos estados extremos de alegría y tristeza relacionados con tus éxitos y tus fracasos, tampoco esta persona es definida por esos estados, por el contrario, esta persona, tu verdadero yo, puede experimentar y, mejor aún, aquilatar lo que cada triunfo y fracaso trae a la playa de su vida.

 

Bueno, pero ¿qué es ecuanimidad y cómo se logra? Ecuanimidad, como la expongo en este tema es no aferrarte a esos estados de ánimo que vienen con los triunfos y fracasos, ¿cómo se logra? No hay una fórmula mágica para ello pero el darte cuenta de esto ya es el primer paso, el segundo es permitir que los estados de ánimo vengan y vayan a tu vida y nunca detenerte en ellos como algo definitivo.

 

El camino de tu vida, cual sendero que recorra valles y montañas, experimentará subidas y bajadas que te irán convirtiendo en el ser de excelencia que estás llamado a ser, así que recuerda: ecuanimidad en las caídas y ecuanimidad en los triunfos.

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/RsZ1vm13VT4

 

 

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jueves, 2 de octubre de 2025

Tus objetivos deben tener tres características, no solo dos: ser alcanzables, ser medibles, ¡y ser apasionantes!


 Cuando hablamos de cuestiones de liderazgo, emprendedurismo y motivación, la idea subyacente estriba en la existencia de una fuerza dinámica que nos impulse a alcanzar nuestros sueños, de ahí la necesidad de que esa fuerza se soporte sobre

objetivos que también posean esa característica.

 

Como parte de las líneas que desarrollo, Formación • I+D+i • Consultoría, y las áreas que trabajo, Consultoría Empresarial · Liderazgo Emprendedor · Gestión Universitaria, entiendo la necesidad básica de todo proceso de contar con metas y objetivos que permitan no solo tener dirección de la intención sino evaluación de la acción. Esta necesidad se subsana cuando esas metas y objetivos que nos planteamos reúnen las características de ser alcanzables y medibles, pero a esas características yo les adiciono aquella de que sean apasionantes.

 

Las características de las metas y objetivos de ser alcanzables y medibles yo creo que a todos nos quedan claros, alcanzables significa que exista una convicción real de que nuestras acciones pueden lograr lo que nos hemos planteado, medible se refiere a esa cualidad de los objetivos mediante la cual sabemos qué vamos a lograr, así como el avance en ello, para verificar contra lo que vamos obteniendo.

 

La característica de ser apasionantes no es tan clara, ¿por qué? porque a diferencia de las dos características anteriores que son objetivas y externas de uno, en el caso de hablar de un objetivo apasionante esa cualificación queda en el ámbito de lo subjetivo e interno, es decir, depende de cada quien. Con todo y eso  hay cuestiones que nos pueden permitir identificar esos objetivos apasionantes e incluso crearlos.

 

Yo creo que todos en algún momento dado hemos emprendido algo que, como se dice, nos apasionaba. Esa pasión puede verse reflejada de muchas formas, una de ellas es esa fuerza interna prácticamente inagotable que nos impulsaba en alcanzar lo que habíamos establecido. Cuando se tiene esa pasión no hay cansancio, no hay desánimo, no hay agobio que nos detenga en nuestro camino hacia lo que queremos. Hay algo sobrenatural en esas metas y objetivos que nos apasionan que nos dan la fuerza para seguir en pos de ellos a pesar de todo.

 

Pero bueno, hay que ser objetivos y honestos y señalar que muchas de las cosas que hacemos no siempre son necesariamente apasionantes, aunque sí pueden ser necesarias. Esta dicotomía entre algunas cosas que nos apasionan y otras que no, es similar a la analogía de las materias que se cursan en una universidad para obtener un título: todas las materias son necesarias, aunque hay unas que nos gustan en extremo (nos apasionan) y otras que si por nosotros fuera ni las lleváramos.

 

Claro que siempre recomendaré seguir con ánimo esas metas y objetivos que nos apasionan, incluso cuando sea paralelamente a nuestro proyecto oficial de vida; pero en el caso de las cosas que no nos apasionan no quiero dejar de poner a tu consideración algunas ideas para despertar esa pasión en el mejor de los casos o al menos hacerlas más agradables en el peor de ellos.

 

Cada cosa que haces, aunque no sea apasionante, te faculta para hacer alguna otra cosa que sí sea apasionante. Es como la secretaria que trabaja en una oficina (lo cual no le apasiona mucho), pero gracias a ello obtiene los recursos para darse tiempo para leer, pintar, cantar, oír música o lo que sea que la apasione. Así que esta es una técnica que bien puedes usar. Piensa en algo que tienes que hacer aunque no te guste del todo, luego ve estableciendo una ilación donde vayas viendo la relación entre esa cosa y otra y otra y otra hasta llegar a la que sí te

apasiona. El solo hecho de ver esas cosas que no te apasionan con esta luz les da otro valor en nuestra vida y, créeme, si no las hace apasionantes al menos las vuelve más agradables.

 

Todo lo que tengas que hacer, lo que te propongas, las acciones que emprendas, son los pasos necesarios que te irán convirtiendo en la persona completa, total y trascendente que estás llamado a ser, así que recuerda tus objetivos deben tener tres características, no solo dos: ser alcanzables, ser medibles, ¡y ser apasionantes!

 

 

Roberto Celaya Figueroa, Sc.D.

Formación • I+D+i • Consultoría

Desarrollo Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor

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Este artículo puede verse en video en https://youtu.be/In8iUg10-e8

 

 

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