Muchas son las características que definen a un líder, una de estas es precisamente el que nunca considera la conquista de una meta como el final del camino pues sabe que por delante le quedan más batallas que ganar.
Si pudieras señalar cuál ha sido hasta la fecha
el mayor logro que has tenido en tu vida, ¿cuál sería ese? Ahora bien, si te preguntara
qué tuviste que hacer antes para lograr eso, ¿cuál sería tu respuesta? Y si
todavía más aún te preguntara qué tuviste que hacer para lograr eso que fue requisito
para luego lograr tu meta ¿qué responderías?, ¿ves el patrón?
Todo logro que hayas obtenido en la vida
hasta hoy, sea éste grande o pequeño, depende a la vez de otras metas que has
ido logrando y que como peldaños de escaleras te han ido conduciendo a conquistas
cada vez mayores; luego entonces, el mayor logro que a la fecha puedas señalar
en tu vida puede verse como un peldaño para algo más que estás por conseguir,
ya que la vida sigue y con ello las batallas cotidianas por ser mejor.
En una ocasión en un taller de liderazgo
les propuse el siguiente ejercicio. Les pedí señalar qué meta, logro o
conquista necesitarían se diera en su vida para ya no hacer ni intentar
absolutamente nada. Como nadie contestaba comencé a proponer “¿sacarte millones
en la lotería?”, la respuesta era que no pues con esos millones podrían hacer
todavía muchas cosas más, “¿sacar a tus hijos adelante?” respuesta negativa
también ya que vendrían los nietos y si no al menos la vida de uno seguía,
“¿jubilarte?” tampoco ya que muchos tenían planes para cuando tuvieran mayor
cantidad de tiempo a su disposición.
Es así como quedó claro que realmente no
hay un destino en la vida que podamos llamar meta. Una meta, al menos en el
argot de los deportes, es un punto al cual se llega y listo. Ya no hay nada más
después de él. Quien lo cruza o llega primero gana, el resto quedan en lugares
subsecuentes, pero la competencia termina, no hay una continuación, ni más
metas.
En la vida no es así, lo que consideramos
metas, tal como señalé antes, pueden verse más bien como fases de un andar que
como destinos finales. Cada meta nos capacita y nos habilita para logros
mayores y nos da mayores alcances de miras para establecer esos logros por
venir.
Considero que esa es una característica del
liderazgo, ya que quién lo detenta está en una permanente lucha consigo mismo
para mejorarse constantemente, luego entonces nunca puede decir que ese proceso
ah concluido pues siempre encontrará áreas de mejora que trabajar, trabajo que
en muchas ocasiones tienen su referente en el logro de lo que llamamos, con
todas las limitaciones que la palabra tiene, metas
Sé que tendrás una meta de la cual sentirte
orgulloso, pero de la misma forma sé que si te preguntas seriamente “¿qué es lo
que sigue?” Encontrarás muchas otras metas cuyos caminos a ellas se han abierto
una vez que lograste la meta actual de la que te sientes orgulloso. Así que a
la respuesta que siga a la pregunta “¿qué es lo que sigue?” conviene prestarle
mucha atención pues es la señal de los caminos que esperan tu andar.
El principal liderazgo que puede cultivar
uno es el personal, con eso puedes luego replicar un liderazgo grupal,
comunitario, social. Y en ese liderazgo personal tener presente que no hay
destinos propiamente dichos en la vida, sino más bien estaciones de paso,
después de todo un líder ve una meta, no como el final del camino, sino como el
inicio de otro.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/EOuEQq4M2c8
También del mismo autor: Curso internacional para
el mundo de habla hispana “¿Tu helado se
derritió? -Construcción dinámica de liderazgo trascendental-”. Más información en: https://go.hotmart.com/B91847525Q



