La inconformidad que como seres humanos experimentamos nos habilita para buscar la perfección y la excelencia, perfección y excelencia que por su misma definición tal vez nunca alcancemos completamente, pero que nos dará en nuestro
caminar
la conquista de metas y, más importante aún, de nosotros mismos.
Todos
hemos escuchado de Thomas Alva Edison e incluso si alguien nunca ha oído de él,
si se ha beneficiado de uno de sus más conocidos inventos: la bombilla eléctrica.
Lo que tal vez no muchos sepan de Alva Edison es que en su vida llegó a
patentar 2,332 inventos (1,093 tan solo en Estados Unidos) estableciéndose como
un referente de la innovación aplicada.
Volteando
a nuestra vida, uno puede establecerse algunas metas que valgan la pena, pero
de la misma forman no debe dejar de ver esas pequeñas metas (o logros) que uno
puede ir consiguiendo conforme se avanza, como me gusta decir, una gran muralla
está construida de millones de pequeños ladrillos. Imagínate cruzar un puente,
uno de esos puentes de madera donde en ocasiones cientos de tablones amarrados
permiten a uno cruzar de un lado a otro. El llegar de un lado a otro llevará el
caminar poco a poco sobre ese puente, nadie en su sano juicio se abatiría si al
primer paso no llegara a la meta, se requieren de varios pasos sobre varios
tablones para llegar de un extremo a otro.
De
la misma forma cuando uno avanza por la vida, cuando uno se establece metas,
requerirá de avanzar paso a paso a través de pequeñas metas, pero no por ser
pequeñas son menos importantes, son como los tablones del puente, si hicieran
falta cinco, diez o más prácticamente harían imposible ir de un lado a otro. Cada
tablón, cada meta, se vuelve así parte de una cadena de logros que nos conducen
a la meta final. Y aún llegando del otro lado del puente (o consiguiendo la
meta establecida), vienen luego más puentes (y más metas) para avanzar (y
conquistar).
Hagamos
un pequeño ejercicio: piensa en algo que hayas conseguido en el último año, una
meta que hayas alcanzado. Ahora piensa en algo que hayas conseguido antes sin
lo cual no hubieras logrado esta meta que estamos pensando. Por último piensa
en algo que hayas conseguido antes de esto último sin lo cual no hubieras logrado
lo que te sirvió para conseguir la meta.
Podríamos
continuar con este ejercicio hasta descubrir todas esas metas o conquistas que
te permitieron llegar hasta donde estas. Cuando he realizado con tiempo este
ejercicio en talleres de liderazgo llegamos a identificar incluso metas que
vistas a la distancia parecen triviales pero que sin las cuales no se hubieran conseguido
las metas actuales, ¿ves la importancia de todos los logros que obtenemos en
nuestra vida?
Pero
esto no termina aquí, incluso la meta más reciente, la meta más grande, solo es
parte de un eslabón mayor, en unos años podremos voltear a este momento y ver
cómo es que ésta meta, ésta “última” meta, no fue realmente última sino que permitió
posteriormente lograr más metas y avanzar así en la vida.
Nuestro
andar no nos habla de una sola meta, nos habla de muchas, de múltiples de
variadas, y por eso nos señala una vida rica en experiencias y aprendizajes, después
de todo cada sueño se busca, se acecha, se caza, y una vez que se ha conquistado
¡se va por el siguiente!
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/1doUHXRjqlw
También del mismo autor: Curso internacional para
el mundo de habla hispana “¿Tu helado se
derritió? -Construcción dinámica de liderazgo trascendental-”. Más información en: https://bit.ly/3YjYptw