En muchas ocasiones usamos la imagen del andar o el caminar para referirnos a nuestro paso por esta vida, pero contrariamente al andar o caminar real, si nos detenemos en la vida no solo no avanzamos, sino que curiosamente retrocedemos.
En otras ocasiones he comentado la
necesidad de detener nuestro andar por la vida cuando nos sentimos cansados con
la finalidad de retomarlo una vez recuperadas nuestras fuerzas, esta sugerencia
reconoce el hecho de que como personas nos cansamos y que lo más saludable
física, emocional, intelectual e incluso espiritualmente hablando es
recuperarnos para retomar nuestro paso.
Eso, que es algo eminentemente práctico, no
implica el detenernos definitivamente en nuestro camino a nuestras metas,
sueños y objetivos; tampoco implica el diferir el seguir nuestro andar aún y
cuando nuestras fuerzas se hayan recuperado solo por desidia o comodidad;
implica recobrar las energías para seguir luchando por ellos.
Cuando hablo de esto me gusta hacer una
comparación entre lo que es la vida física y lo que es nuestra vida personal,
una comparación que muestra cuán diferente es una cosa de la otra. Identifica
dos puntos A y B distantes entre sí geográficamente, imagina ahora que partes
del A al B y que avanzas lo que quieras pero en un punto intermedio te
detienes; suponiendo que sabes la distancia que te separa desde donde te
detuviste y hasta el punto B, imagina te mantienes ahí por el tiempo, el que
quieras, te pregunto ¿si pasa un día la distancia será mayor? ¿y qué tal si
pasa un mes, un año o diez años? Obvio que la
distancia entre dos puntos en el mundo físico no se incrementa por el tiempo que
transcurra.
Ahora veamos otro ejemplo. Supón que
quieres mejorar tu nivel de dominio de un idioma y comienzas a estudiarlo con
mucho ímpetu, pero a los años, ya que has alcanzado cierto nivel dejas el
estudio y la práctica, ¿qué pasaría con tu conocimiento del idioma si pasan
uno, dos, tres, cinco o diez años? Es lógico suponer que perderías mucho de lo
aprendido, pero en caso extremo ¿pudieras llegar al mismo punto en que
comenzaste o a un punto inferior a este?
Yo sostengo que podrías llegar a un punto
inferior, ¿cómo es esto? Sencillo: el idioma sigue avanzando, hay nuevos
modismos que se incorporan como parte de la cultura por lo que al paso del
tiempo no solo habrás perdido lo logrado sino que
será más lo que desconozcas.
Eso mismo podemos decir de otros aspectos
de la vida tanto en su forma profesional, social, cultural, política, religiosa
y demás: todo sigue avanzando, la sociedad y la vida misma se mueven, así que
en el caso de la vida, a diferencia que en el mundo físico, el detenerte
incrementa la brecha entre tu persona y lo que deseas.
¿Nunca lo habías pensado así? Yo conozco
mucha gente que cree que puede dejar lo que quiere y que de la misma forma
cuando quiera puede retomar su lucha por ello como si las cosas se quedaran
estáticas en los puntos donde las dejó, esperando solo a que sean retomadas
para continuar de la misma forma que antes.
La vida no es una película que uno puede
detener y que puede retomar donde se quedó en el momento que uno lo desee. El
creer eso hace que en muchas ocasiones nos encontremos personas que se quejan
de que la vida “se les fue” sin saber
cómo y, lo que es peor aún, sin lograr (o al menos intentar lograr) lo que querían.
No creas que el dejar de trabajar por lo
que queremos dejará las cosas estáticas para cuando quieras retomar la lucha,
como dice una frase “el martes no le pide permiso al lunes para llegar”, más
bien ten en mente que detener tu andar no mantiene la distancia entre tú y tus
sueños sino que la incrementa.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/afqrcNAwmw4
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