Una característica de la vida es precisamente la incertidumbre de la misma, nunca sabemos que es lo que va a pasar; una característica de nosotros como personas es que siempre buscamos certidumbre, seguridad, en lo que hacemos y buscamos; si somos capaces de avanzar a pesar de esa incertidumbre y a pesar de nuestro deseo de certezas, habremos desarrollado un carácter a prueba de todo.
En una ocasión estaba platicando con un
compañero, ya hace rato, sobre un proyecto que traía, en realidad no implicaba
mucha inversión de dinero, sino tal vez de tiempo y esfuerzo, aún así mi amigo
dudaba de intentarlo. En la charla con él comentó lo que era evidente, y que de
hecho es evidente para toda la vida: la probabilidad de no tener el éxito que
esperaba. Le comenté que en efecto, cabía esa posibilidad y jugando con los
números le pregunté que si que probabilidad le daba al evento de resultar
exitoso, después de pensar un rato le asignó apenas un 20% de probabilidad,
ante esto le dije “¿sabes una cosa? El no intentarlo cambia esa probabilidad a
cero y el no lograrlo se vuelve una certeza”.
Es algo natural en nosotros ese temor a la
incertidumbre y, en muchos casos, ese temor al fracaso, pero pensemos una cosa:
si solo intentáramos aquello en lo que tenemos certeza de éxito prácticamente
nunca haríamos nada. Pero también piensa que prácticamente todo lo que hacemos,
desde que nos levantamos hasta que nos acostamos (e incluso el inter de nuestro
dormir) es incierto, nunca sabemos que es lo que va a pasar. Aceptémoslo: la
vida es incierta y tenemos que aprender a vivir así, pensar de otro modo es un
ejercicio banal e improductivo.
Ahora bien, no estoy diciendo que todo debe
intentarse sin ton ni son, sin evaluar ni recursos, capacidades o riesgos. Nada
más alejado de la realidad. Es importante, incluso necesario, el utilizar
nuestra capacidad de razonamiento, de análisis, de síntesis y de inferencia,
para planear lo que queremos hacer. Lo que estoy diciendo es que en esa fórmula
que sustenta nuestra toma de decisiones la variable “miedo a la incertidumbre”
debe ser excluida. No debe ser el miedo el que tenga el peso decisivo en las
decisiones que tomemos, menos el miedo a lo que pudiera pasar, sino más bien el
peso debe estar en nuestro carácter, nuestra voluntad y en la pasión que nos
mueva a realizar las cosas.
Te propongo dos ejercicios. El primero es
que pienses en una de las cosas que consideres importante que hiciste el día de
hoy, la que quieras. Pregúntate del para qué hiciste eso. Ahora pregúntate si
estabas realmente seguro, con una certeza del 100% que ibas a lograr eso. No es
así ¿verdad? Y sin embargo lo hiciste. El segundo ejercicio es parecido: piensa
en uno de los mayores logros que hayas tenido en tu vida hasta la fecha,
¿estabas seguro con una certeza del 100% que lograrías eso cuando estabas en
pos de ello? Tampoco, ¿verdad?, pero gracias a tus acciones a pesar de la
incertidumbre lo lograste. Por último, el cierre de los dos ejercicios tiene
que ver con contestar la pregunta: si no hubieras hecho absolutamente nada en
los dos casos, ¿qué probabilidad habrías tenido de logarlo?
Hay quienes buscan vivir sin esa
incertidumbre normal de nuestra existencia y por ello rehúyen todo lo que
implique riesgos cuando lo único que logran es cancelar la posibilidad de
lograr sus sueños después de todo hay que entender que no todo es incierto en
la vida: no intentar algo te da 100% de garantía de no lograrlo.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/n9kEOOpGfjI
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