Hablar de desarrollo y superación, sea esto desde el punto de vista personal o profesional, necesariamente tiene que hacer alusión a la vida ya que es en ese escenario donde cual si fuéramos actores nos desenvolvemos, de la misma forma para interpretar nuestro papel nunca se nos dará el guión por adelantado, pero el resultado siempre será una grandiosa obra.
En ocasiones como consultor tengo que
enfrentarme a solicitudes para trabajar con personas y equipos en pos de un
objetivo o meta empresarial, institucional, social y demás; estas solicitudes
en ocasiones son muy específicas como lograr esto o aquello, pero el reto
previo que tengo que enfrentar es el de hacerle ver al solicitante que antes de
trabajar la meta deseada se tiene que trabajar la persona.
Lo anterior quiere decir que antes de
pretender lograr esto o aquello debemos cerciorarnos que contamos con el
elemento humano idóneo para ello y esto implica que éste entienda su papel
primero en su vida personal y luego en su vida profesional, institucional o
social.
Uno de estos aspectos es el de reflexionar
para por lo menos percibir, que la vida de cada quien es algo grandioso por sí
mismo y con fines tan espectaculares que escapan a nuestra imaginación. Obvio
este punto es en extremo difícil, sobre todo si con quienes trabajamos son
personas que enfrentan problemas o frustraciones de vida.
En este punto hay tres maneras de actuar,
la primera es darle su espacio a esa persona en tanto no resuelva sus problemas
ya que de otra forma participando en el proyecto que se le proponga no estaría
en condiciones de aportar e incluso tal vez lo obstaculizaría; la segunda es
trabajar el aspecto personal del individuo para, sin resolverle sus problemas,
al menos ponerlo en una situación donde pueda moverse hacia estadios de
colaboración y desarrollo; por último, la tercera, opción que por cierto no
recomiendo ni aplico pero que curiosamente es la que más veces se aplican en
las organizaciones, es involucrar al individuo en el proyecto así tal como
está, lo cual generalmente redunda en retrasos, problemas o simplemente no
conseguir la meta.
Ahora bien, ¿cómo poder hacerle ver a
alguien lo grandioso de su vida? Si bien esto implica varias actividades
quisiera compartirles dos que van concatenadas: la primera es una actividad que
consiste en que la persona de manera confidencial analice su vida e identifique
un problema que haya experimentado, el peor problema que hasta ese momento haya
enfrentado, un problema de tal magnitud que creyó nunca saldría avante ni mucho
menos se recuperaría.
La idea es que escriba el problema así como
todas las razones por la que pensó nunca lo superaría de la misma forma que sea
tan descriptivo como pueda en cuanto a la manera en que ese momento se sentía.
Una vez escrito eso debe leerlo y después escribir, con la perspectiva del
tiempo transcurrido, como ve las cosas y como las siente.
En todos los casos que he efectuado este
ejercicio los participantes se dan cuenta que las cosas no eran tan malas como
las veían y que generalmente hay aspectos positivos que rescatar de esa
vivencia.
El otro ejercicio, que se hace en otro
momento una vez efectuado el anterior para no mezclar sentimientos ni
pensamientos, es que escriban en un papel todas las cosas que puedan por las
que se sienten agradecidos con la vida, deben ser todas las que recuerden y
deben ser tan específicas como puedan.
Una vez que han hecho esta lista se les
pide que señalen de todas las cosas que escribieron aquellas que no dependieron
de sus acciones, es decir, que se dieron
por una serie de circunstancias en la vida,
que tal vez implicaron obviamente su participación, pero que no puede decirse
que se debe todo a ellos.
Generalmente el resultado de este ejercicio
muestra cómo es que grandes cosas de su vida no dependieron de ellos sino que
fue la vida misma la que permitió surgieran y sucedieran.
Los problemas de la vida no son de la
magnitud en que los percibimos y con el tiempo hasta cosas positivas nos traen,
de la misma forma muchas cosas buenas de la vida simplemente llegan a nosotros
mientras andamos nuestro camino, así que
recuerda: a veces la vida podrá no ser lo que uno espera, pero siempre será lo
que uno necesita.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/JN5HL36FxPo
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