Todos como seres humanos tenemos deseos y experimentamos
necesidades, no creo que exista alguien que pueda ufanarse de no presentar estas
dos condiciones inherentes a la naturaleza humana, en otras palabras, a todos
nos falta algo, pero eso no es impedimento para lograr nuestras metas pues lo
que poseemos como capacidades y potencialidades es suficiente para lograr todo.
¿Qué necesitarías para ser feliz? -pregunté
en una ocasión en un seminario, las respuestas fueron variadas: más dinero, un
mejor trabajo, más tiempo, más oportunidades, etc. ¿Qué necesitas para lograr
eso que te haría más feliz? – seguí preguntando, de nueva cuenta las respuestas
fueron en el sentido de establecer metas u objetivos para ello, trabajar en
busca de eso, generar estrategias para eso, etc. Y para lograr esto último,
¿qué necesitas? – volví a preguntar una o dos veces más hasta dar con la
respuesta de la cual depende todo: estar vivo, pensar y sentir.
Dicen que le preguntaron a dos personas
disímbolas en cuanto a los resultados que habían obtenido en su vida –uno era
exitoso el otro no-, que si a qué creían se debía el factor de su éxito o de su
fracaso. La primera, la exitosa, señaló que nació careciendo de todo por lo que
tuvo que luchar todos los días para ir obteniendo lo que quería hasta lograr
así sus sueños. La segunda, la que no había triunfado, señaló que por el contario ella había nacido teniendo todo, viviendo
en la abundancia, por lo que no había nada que la motivara a luchar por algo
más. Todos queremos algo más, sea este algo una cuestión personal, profesional,
institucional o social y sea que esté en el ámbito de lo material, lo emocional
e incluso lo espiritual. De la misma forma sino sentamos y pensamos un poco en ello
tenemos en nosotros todo el potencial para alcanzar eso que deseamos pues estamos
vivos, pensamos y sentimos.
Ejemplos de éxito tenemos de sobra, de la
misma forma podemos ver en esos triunfos gente que de prácticamente la nada
logró lo que ahora nos asombra, incluso habrá algunos no solo que no poseían
nada sino que además tenían varios factores en contra, y aún así salieron
avante.
Te sugiero un ejercicio: piensa en alguien
que consideres exitoso, alguien que pudieras señalarlo como un triunfador en su
vida. Escribe aquellas cosas que esa persona tuvo que hacer y que consideres
fueron factor crítico para alcanzar ese éxito. Una vez que termines esa lista
de acciones dime ¿cuál de todas esas acciones tú estás imposibilitado en hacer?
Como verás, lo que ellos hicieron es lo mismo que puedes hacer tú, no hay nada
que te lo impida, al contario tienes todo para lograrlo.
Fíjate en los casos que previamente
mencionamos, muchas veces pasa –aunque no siempre, hay que aclarar- que quien
tiene todo se vuelve indolente, mientras que quien carece de todo genera una
condición de lucha para alcanzar lo que desea –de igual forma: no siempre. El
no tener todo lo que deseas ahorita puede servirte de aliciente para alcanzarlo
y cuando lo logres, sea en la medida que lo logres, podrás decir que
efectivamente es tuyo pues lo conquistaste solo con tu
voluntad para ello.
La vida presenta
muchas facetas, cada una de ellas asombrosa por sí misma, de la misma forma tú,
como parte de la vida, presentas muchos aspectos que solo en el fragor de la
batalla cotidiana podrás descubrir, así que en medio de esa lucha, piensa en
cada momento que tienes mente para pensar, corazón para sentir, y vida para
compartir, ¿qué más necesitas?
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/HHr7-eVlKJE
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