Nuestro caminar por la vida está lleno de momentos azarosos donde la oscuridad parece nunca va a ceder y momentos luminosos donde nos damos cuenta del enorme potencial que tenemos, aprovechar ambos nos permite alcanzar nuestro destino en la vida.
Pensemos en alguien que le haya ido mal en
un negocio, que haya, como se dice, perdido “hasta la camiseta”. Podemos en
este caso llegar incluso a cuantificar su pérdida, pero aunque no fuera así al
menos podemos ver cuál es el límite de la misma: lo que la persona poseía.
Pensemos ahora en alguien que le haya ido
mal en una relación. En este caso de igual forma podemos cuantificar cuanto
tiempo ésta persona “desperdicio” (por llamarlo en cierta forma) en la relación
que se fue al traste y aunque no hiciéramos esa cuantificación, sí podemos
saber que el tiempo de “perder el tiempo” terminó una vez que la relación
finalizó.
Pudiéramos poner más ejemplos, pero quiero
quedarme con esos y ahora verlos de otra forma. En el primer caso, supongamos
que al contrario de lo que sucedió, a la persona en cuestión le hubiera ido
excelentemente bien, ¿cuánto puede ganar alguien en un buen negocio? No lo
sabemos, el negocio puede dar y dar por años e ir creciendo por lo que no
sabemos hasta donde pueda dar.
Veamos el segundo ejemplo, si a esa persona
le hubiera ido bien en la relación o bien si esa persona una vez concluida la
relación que le fue mal iniciara otra y que ésta fuera excelente, ¿cuánto
tiempo se beneficiaría de la misma? No lo sabemos, pueden ser años, lustros,
décadas.
Lo que quiero que veas con estos ejemplos
es que la vida nos da lecciones muy interesantes sobre la misma: las caídas,
los errores, las pérdidas, siempre tienen un límite, un punto hasta donde
pueden llegar; más sin embargo los triunfos, los logros, los aciertos,
prácticamente no tienen un límite, puede seguir los beneficios que devengan de
los mismos más allá incluso de lo que pudiéramos prever.
Esta reflexión sobre la vida es para
retomarla en nuestro andar por la misma ya que una regla de la primera es que
experimentaremos en la misma sombras y luces, es decir, momentos negativos (por
llamarlos en cierta forma) y momentos positivos.
Los momentos negativos si bien a nadie le
gustan hay que verlos en la perspectiva no solo de que no van a durar por
siempre sino de que sus efectos en nosotros para dañarnos, quitarnos o hacernos
menos es limitado; de la misma forma cuando tengamos momentos de gran triunfo o
ideas de gran lucidez y claridad, debemos aprovechar para dar el impulso
necesario en alcanzar nuestros sueños y nuestras metas en el pensamiento de que
no hay límites para nuestro potencial.
La vida nos permite mediante la caídas
entender nuestras limitaciones y ejercitar nuestra humildad, requisitos ambos
para alcanzar nuestro potencial como seres de luz explotando los momentos
favorables que se nos presenten, así que no lo olvides lo bueno de caer es que
sabes hasta donde caerás, lo bueno de volar es que límites nunca habrá.
Roberto
Celaya Figueroa, Sc.D.
Formación
• I+D+i • Consultoría
Desarrollo
Empresarial - Gestión Universitaria - Liderazgo Emprendedor
Este
artículo puede verse en video en https://youtu.be/PPiIMJNj3kg
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